El Burdel....

Esa mañana estaba fría, el frío se colaba por mis vestimentas congelándome. Tomé el viejo ascensor de los astilleros, las tablas se apretaban, gruñendo al abrazarse.  El intenso olor a cera mareaba mi mente creando una suspensión en el tiempo. Afuera la intensa neblina no dejaba ver el puerto, un metro quizá de miradas, me separaban con el vacío, y si caía jamás sabría de que altura.
Al llegar abajo y tomar el oscuro callejón de luminarias a medio encender, pase frente al burdel de la japonesita, la comadrona empezaba a cerrar las aldabas despidiendo a los marinos que habían bajado del winnipeg, un buque francés que transportaba inmigrantes, hacia américa.... Los ojos enrojecidos de los marineros delataban el largo trasnoche de juerga y licor. Al pasar frente al portal su voz susurrante y llena de carraspeos provocados por el tabaco barato que consumía, me invitaban a pasar...
- Mi dulce Gustab, te olvidaste de mi?
-Hoy no Amanda- besé su mejilla y continué caminando para alcanzar el puerto....
Amanda era la dueña del burdel, aquella capaz de llevar a la cama, las fantasías más arrebatadas que podría imaginar la mente humana. Le decían la japonesita, por la forma que tomaban sus ojos cuando cumplía el deseo de un hombre al tener sexo. 
Conocida por su preferencia con las mujeres, pero de separar sentimientos a la hora de cumplir eróticas pesadillas... lesbiana por elección ... podía en una noche compartir el bronce de su cama con la chica de moda del burdel coronada con un marinero excitado, y hasta recibir a sus concubinas cuando necesitaran de su ternura... El sólo mirar sus ojos hacía soñar y desear fisgonear sin que ella te viera mientras hacía el amor... Yo ya había pagado por eso, y creía que no me quedaba nada por ver... pero sus rozadas carnes me volvían encender cada vez que la veía... ese día en particular, había encendido la mecha al pasar, sabía que esa noche terminaría entre las sabanas de su burdel.
Al llegar a la calle Arturo Prat, frente al viejo caserón me detuve para encender un cigarrillo... miré hacia el campamento y me pregunté... ¿ qué hago aquí, es que me dejaré llevar por las fantasías de una chica que no conozco?
No demoré en contestar a la más estúpida de las preguntas que me había hecho.... y apagando el cigarro en los adoquines, me alejé del lugar para dirigirme a tomar un café negro en el bar Inglés..... y pensando en que sorpresa me tendría para esa noche Amanda en el burdel.

Gustab.

Comentarios

  1. Amanda tus deseos son un sueño que te puedo cumplir.

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  2. Llegué desde "Dómina Amanda" a ver su regentería... esperaré en la esquina de Arturo Prat verla pasar...

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  3. Encantador relato cariño... A mi mente vienen trozos de imagenes de ese barrio bohemio al leerte.

    Mis besos azucarados para ti mi Quijote

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  4. Mmmm...

    Un burdel antiguo ...

    Aire con tabaco , cafe y ron ...

    Me agrada ...

    Seguire paseando por sus adoquines ...

    Mi estamitado Kitarosem

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  5. JAJAJAJA Mi querido Kiatarosem. Fantastico. Gracias por ese regalo.
    Y sobre todo por todo el erotismo que le pones al personaje y la situación.
    Te imaginas con mujeres como las del campamento trabajando para mi....
    Y uno que otro Gitano como los del campamento para satsifacer a ciertas damas y ciertos caballeros fantasiosos....

    JAJAJAJA


    Amanda, la que siempre fantasea con ser la dueña de un burdel....
    besos

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  6. los relatos son buenos, pero la plantilla del blog no los acompaña

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  7. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  8. Gustav, hola.
    No puedo comentarte la entrada nueva porque las imágenes me tapan la opción de comentar y no puedo picar en ella, además, no sé si me pasa solo a mí, pero parte del texto queda también oculto bajo la dimensión de las imágenes.
    Volveré en otro momento a ver si es cosa de blogger o qué pero te agradezco la participación. Si pudiera echarte un pantallazo de cómo lo veo, te serviría de orientación.
    Tampoco he encontrado un correo para dirigirme a ti y notificarte esto.
    Paciencia, regresaré.
    Un beso.

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  9. me gusta lo que dices en tu bello blog muchacha

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Desde la oscuridad...

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