Las señoritas de Avignon. (Un jueves Un relato con campirella)

“Una de las supersticiones del ser humano es creer que la virginidad es una virtud.”   
 Voltaire

¿Qué más podría inspirar la locura?....
El mundo se desvanece por dentro, desaparece entre cristales que cuelgan del aire, en un espacio tan difuso, como maestro. Allá en un rincón sin esquinas, donde los muros se pierden con telarañas movidos por el aire que entra por la ventana, preguntándose no se que. Su mente parece en blanco, los colores flotan en el aire calentando todo a su alrededor, líneas partidas, quebradas por los espacios vacíos. Cubos rosados y grises chocando entre si, cuerpos cercenados por rectas, y esas formas que movían sus ideas; ahí estaban las señoritas de Avignon. Lucían hermosas y sensuales excitando a los espectadores con sus pronunciadas formas, sus sexos depilados que repartían bichos y bacterias en las bocas de los comensales que sólo querían disfrutar de su sabor y de las formas que le envolvían. Muchos esperan las nubias virginales, nosotros preferimos el placer, lo vulgar, lo promiscuo. 
Sus lágrimas espesas corrían por sus lenguas voraces, repartiendo la saliva que apuraría el orgasmo, llenando con sus gemidos la habitación a penas a oscuras con ardientes velas que no dejaban de chistar. Corrían los 1900, y los casquillos con los sonidos de la combustión se peleaban los adoquines cubriendo de aceite el pavimento, haciendo caer a los artistas de bruces entre sus sexos, que destilaban deseos y sueños por cumplir. Rosadas y erguidas, de ojeras oscuras y provocativas, mientras sus besos más que rosados , rozaban suavemente los escrotos bañados en betunes cristaliceos y transparentes, gotas de semen diluidos en agua, en calor. Erectos esperaban a que ellas se desocuparan mientras bebía y bebían el licor espumoso de destilados dorados.
Embriagados por el deseo, se dejaban acunar entre los senos de las mininas. Diluidos por los sortilegios vaginales, dejaban de respirar antes de quebrar con sus aullidos el aire... los descorches al fondo, sus dedos bajo las togas que apenas las cubrían... rosadas, rectas.. sensuales. Pobre Pablo, pobre Julio, como les prendían las morenas de trajes livianos, a cada uno en su estilo... a cada uno en sus prejuicios y pudores. Los ojos de Picasso se convertían en ojeras lineales , mientras los de Julio eran chispeantes y profundos. Sus manos debatían entre pinceles y sexos chorreantes, antes de esparcir las pinturas sobre las telas en blanco, uno discutía las formas, el otro, las sombras. Uno amaba el realismo de las mujeres con sus pieles morenas moriscas o gitanas, el otro... descubría en el cubismo de las formas en las rectas de la sensualidad.
Yo?... yo estaba perdido en la mirada de esa morena apoyada en las jaras de vino, con uno de sus senos al aire, y el otro escondido dibujando su pezón erecto y oscuro.... su mirada onda y fija en el hueco de los míos.
Ahhh Barcelona, hay adoquines, hay sensualidad, que bello es tu cuerpo cuando esta prendido, que suave tu piel después de un orgasmo, que silencio después de la espuma... que vacío después del sabor, que tibieza entre tus labios, que rojo el candil de tu entrada, que delicada campana de placer, que rincón más oscuro y húmedo hay entre tus rosados muslos... que deseo en mi boca hambrienta..... que viral placer entre tus carnes.
Sólo una pastilla más para no pensar, para no dormir...

Gustab.

30 de Noviembre "Superstición" AQUI.-

Comentarios

  1. Muchas gracias, Gustab por participar y como siempre nos dejas la mente en esa lujuria constante del placer y del deseo. Es cierto que dirían aquellos pintores que sus pinceles captaban la desnudez de esas vírgenes o tal vez no tan vírgenes. Un placer siempre leerte. Besotes, feliz noche.

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  2. Es un texto que evoca una Barcelona donde la fantasía y la realidad se mezclan en dos cuadros muy diferentes. La virginidad es inquietante, eso sí.

    Un abrazo

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  3. Intensa visión de esa personaje, de esas mujeres de célebres pinturas.
    Saludos.

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  4. Totalmente de acuerdo con la frase de Voltaire. Tu relato nos sumerge de lleno a principios del siglo XX, entre obras de arte y sensuales delirios.
    Genial volver a leerte, Gustab.
    Un besazo juevero

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  5. Muy buen relato, cargado de sensualidad, saludos.
    PATRICIA F.

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  6. "Sólo una pastilla más para no pensar, para no dormir..." Tan solo sentir, sentir y vivir la plenitud de estar inmerso en la imaginación y la fantasía.

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