El encuentro Fortuito.
Cada vez que se movía entre los tambaleos de la vieja silla de batro intentando exhibir su mercancía en los exhibidores, sus empinadas nalgas, se movían emergiendo de su delgado vestido azul, enmarcado en la delicada prenda oscura, insinuando la blanca piel que tenía... Hasta que por fin cedieron las patas de la vieja silla, para lanzarla justo a mis brazos.
- Gustab.... que colchón divino a puesto Dios a mi caída, he leído todo lo que has escrito.- Mientras hablaba y tiritaba , sus senos no dejaban moverse envolviéndome en los más profundos pensamientos. Sus nalgas se dejaban traslucir bajo los hilos del oscuro vestido. Su perfume impregnaba el aire, hasta alcanzar sensualmente mi nariz y volverse pastoso a mis labios.
- Recojan chicos, es hora de migrar, mientras, tomaré un café con el señor.- Y sin más nos perdimos entre las calles , para seguir hablando en el cafe... Sus manos me acariciaban tras cada palabra, mientras que el tiro de mi pantalón, perdía la forma clásica, para convertirse en un inmenso bulto a punto de estallar.
Todas sus palabras y conversaciones se escuchaban lejos, huecas y muy difusas, mis sentidos se perdían en el espectáculo de su belleza, a pesar de su edad. No estuvimos más de media hora, según lo marcaba el longines de cadena adosado al mi bolsillo, mientras su perfume, apoderándose de mi mente, me hacia alucinar despierto... Esos senos que no dejaban de temblar, esas pecas que lo cubrían todo, ese abismo, que no llegaba a imaginar su profundidad.
- Vamos al hotel, te deseo.- Susurro con sus labios, cuando el aroma a café, terminaba por coronar ese encuentro fortuito con el deseo con aires de fantasía. Tiré unas monedas sobre la mesa y acerque mi mano para levantarla. Sólo se colgó de mi brazo y se dejó llevar sin pronunciar palabra.
Lo siguiente que llegamos a ver, fueron las hermosas manillas labradas del hotel , y un dormitorio que se abría para acogernos en su mullido colchón vestido de sábanas negras, que no dejaban de brillar, para sugerir envolvernos en ellas.
Sus ojos no dejaban de mirar los míos, su piel empezaba a enrojecer con el calor de la habitación , mientras mis labios se acercaban para sellar el encuentro.
Mis manos no estaban tranquilas , envolvían su cintura, como el más preciado tesoro, para escurrirse por sus caderas, hasta sujetar su derrière atrayéndola hacia mí con violencia sutil y unir, mi poco pudoroso sexo, que apenas rozaba la delicada tela del vestido azul, con el suyo, que se acomodaba, como si le hubiera deseado siempre.
Los casquillos de sus senos se endurecían tras la tela... Suavemente deslice mis dedos por los tirantes delgados de su vestido, mientras lo veía caer vertiginosamente acariciando su cuerpo siguiendo sus formas delicadas, hasta dejarlo al descubierto, para mostrarme cada retazo de piel; Su cintura, su ombligo, para finalmente deslizarse por sus muslos dejándola completamente desnuda a mis ojos, y sólo cubierta por la delicada prenda que me había hipnotizado tras las telas. La tome de su cintura, para alcanzar sus nalgas y dejarla caer sobre la mullida cama, hasta dejarla tendida, mirándome profundamente a mis ojos.
Temblaba de deseo, y sus ojos no dejaban de sorprenderse, ante lo que la vida le había puesto por delante. Tantas veces me había soñado imaginándo a través de mis escritos, que no dejaba de jadear, mientras mi lengua se retorcía en su boca queriendo sustraer su espíritu, mientras su corazón, acusaba sus ganas de salir por la boca.
Lo demás , ya es sabido. El instinto animal, se apodero de nosotros y caímos el en abismo del deseo, para coexistir en lo leído y lo imaginado por ella...
Gustab
Muy bueno, un encuentro con pasión. Me gustó cómo adjetivizas a los pezones.
ResponderEliminarUn abrazo, y feliz día
Ese animal es fuerte y lujurioso, toda una aventura el recorrido por tus letras.
ResponderEliminarUn abrazo.
Fascinante relato de un intenso encuentro entre un narrador y su lectora, candente, seductora.
ResponderEliminarDiría que se lanzaron a ese abismo, con toda lujuria.
Saludos.
Gran poder el de su deseo y si imaginación! Detallada descripción de un encuentro muy especial que merece ser recordado. Gracias por sumarte a la convocatoria, Gustab. Un abrazo
ResponderEliminarEstoy intrigada pensando en quien es ella ¿Es acaso la musa que inspira tan sensuales relatos? Alucinante si es así, besos.
ResponderEliminarEl café siempre presente, ese aroma que nos deja mientras las manos acarician las pieles.
ResponderEliminarApasionado encuentro, bonito relato.
Besos.
Directo, como siempre, para que andar con ambages
ResponderEliminarElla es cualquiera, esta dentro de cada uno de todos mis relatos. Siempre trato de ser directo, el deseo se vive sin preámbulos.
ResponderEliminarLos aromas, incluso el del café, te pueden llevar al cielo si lo compartes con la persona indicada. Los relatos bonitos siempre vienen con deseo detrás.
El deseo es "Poder", lo puede mover y y remecer todo...
Los abismos candentes te llevan siempre a un precipicio, del que no necesitas salvarte.
El deseo es animal... y eso lo define todo.