La almohada bajo las sábanas.

 A esa edad recuerdo que me masturbaba poniendo una almohada bajo la sabana, me tiraba boca abajo apoyando mi pene contra ella y me movía. No recuerdo si sabía bien sobre agarrar y sacudir, oía a algunos mas grandes en la escuela hablar, pero prefería mi manera. 

Mi vecina Margarita, una señora de unos 50 años de edad, siempre que yo salía de mi casa en el cerro con mi mama decía:
- Ay! que grande que esta el chico!-
En unos meses mi tía enfermo y mi madre tuvo que ir a cuidarla al hospital y me dejo al cuidado de Margarita. 
Ella me hacia la comida, y me dejaba ver la tv hasta que mamá volviera. Yo notaba que ella se vestía diferente a mi madre, usaba unas blusas sueltas que dejaban al descubierto sus hombros y el sostén, o blusas un poco ajustadas que marcaban sus senos sin corpiño. Yo la miraba cuando ella no me veía, y enseguida bajaba la vista. Todo era nuevo para mi. Sus conversaciones eran comunes, hasta que me empezó a preguntar por las niñas de mi escuela, si había alguna que me gustaba, yo siempre contestaba que no. Una vez recuerdo que salio de bañarse y apareció desnuda frente a mi un segundo para decirme algo y se metió en su habitación. Fue un instante y recuerdo esa noche en mi casa masturbándome sobre la cama, tratando de visualizarla con sus pechos algo caídos, pero con bellas formas, sus grandes aureolas y sus pezones duros, su cadera, sus formas y sus piernas.
Un Viernes, mi madre no pudo ir a buscarme, así que fue Margarita. Me llevó a su casa y lo primero que me dijo fue:
 -Te voy a tener que bañar-. 
Yo obviamente, ya sabia bañarme solo, pero no dije nada ante la sorpresa. Preparó el baño, y me llamó. Me dijo con una sonrisa:
 -No te quedes ahí parado, desvistete o quieres que lo haga yo?- .
 Empecé a bajarme el pantalón, me saque la camisa quedando en calzoncillos. Me miro, sonrió y me los bajo, agachándose y rozando con su pelo mi pene, su cara a pocos centímetros de mi sexo, pero ni me miró. Me agarró de la mano y me llevó hasta la bañera y me senté dentro. Ella tenía puesta una de esas blusas sueltas y una falda ajustada, dijo:
- me tendré que agachar para enjabonarte, voy a sacarme esta falda, estaré mas cómoda-. 
Se fue bajando despacio la falda, mirándome a mi mientras lo hacia, yo creo que le excitaba que la mirara. Tenía un calzón blanco muy pequeño, se acercó a la bañera y me agarró el brazo. Empezó a pasarle la esponja, movía mi brazo hacia ella de manera que yo con mis dedos rozara sus senos. Dijo que tenía que lavarme bien la cabeza y la agarró con suavidad y la apoyo entre sus pechos, pasando jabón por mi nuca mientras decía:
- Me gusta bañarte, sentir tu piel tan ...... joven, tan suave- 
y sin decir mas, se levantó y se sacó su ropa interior sin tocar la blusa, su sexo lucía negro y crespo, abundantemente oscuro y volvió a arrodillarse. Pasó su mano enjabonada por mis hombros:
 - Quiero que hagas algo por mi, quiero que cierres los ojos y abras la boca-. 

Lo hice, yo estaba como en un sueño, un trance. Sentí sus dedos entrar despacio en mi boca, sus uñas largas tocar mi lengua y mojarse con mi saliva, después que los sacó abrí los ojos y me dijo que mire mientras se metía esos mismos dedos con mi saliva entre sus labios sexuales, bien adentro y tiraba la cabeza hacia atrás mientras suspiraba largamente. Vi como se apretaba su pecho izquierdo casi como si quisiera romperlo y después llevaba su mano hasta su cuello. Me miró, como si saliera de un pequeño sueño, y volvió a agarrar la esponja y me la pasó por el pecho con su mano derecha, porque la otra seguía dentro de ella. Ya su blusa estaba toda mojada y veía sus pezones, roza oscuro, duros, erectos. Vació un poco la bañera de modo que quedó muy poca agua y me sentí avergonzado de mi pene,  a esa edad, pero erecto de todos modos apuntando al techo. Pero ella. ni miró, ni dijo nada, siguió tranquila como estaba y empezó a pasarme sus manos enjabonadas por mis piernas, hasta arriba, rozando con sus manos por momentos mis testículos, y volviendo a bajar hasta la punta de mis pies.Cuando terminó me dijo que me parara y me diera vuelta, me enjabono la espalda y las nalgas, se mojó las manos y me sacó el jabón con ellas, pasando por cada centímetro de mi cuerpo con suavidad. 
Me dijo que me ponga de frente, me di vuelta tapando mi pene, ella arrodillada, levantó su mirada hacia mi cara y sonrió y con sus manos separó las mías, dejando mi pene al descubierto. Se mojó las manos y me las paso lavándome el poquísimo pelo que tenia en mi pelvis, pero sin tocar mi pene en ningún momento.
Después de eso se levanto y dijo:
 -Bueno, ya estas limpio- y al instante de terminar de decir eso me agarró del hombro y me dio vuelta otra vez, se metió en la bañera y me abrazó por detrás, apretando sus senos contra mis hombros, su pelvis contra mi espalda y pasando su esponjoso sexo por mi cuerpo. Me chupó el cuello, se metió sus dedos en su vagina y los metió en mi boca. Sentí un gusto nuevo para mi y me hizo adicto a todo eso. Me acariciaba el pecho, me araño con sus uñas, mientras con su boca seguía chupándome como si fuera un helado, bajó su mano y apretó mi pene y sólo con eso, acabé. Me apretó los testículos, se chupó la mano tragando lo que había salido de mi, y volvió a apretar mi pene y me dijo al oído ...
-Quisiera que fuera más, pero eres un chico todavía- y mordió mi oreja. 
Se empezó a masturbar contra mi, rozando su sexo con mi hombro, rápido, frenéticamente y gimiendo como loca, hasta que apretó muy fuerte mi cabeza y se quedó quieta, balbuceando gemidos .

Quedamos así unos minutos, ella temblaba. Después salió de la bañera y dijo 
-Quédate con esto- se pasó la mano por su vagina y después, su liquido por mi pene. Salió del baño, cuando yo ya me estaba vistiendo .
Ella volvió vestida normalmente y me pregunto que estaba haciendo, luego dijo que me quedaría desnudo hasta que toque el timbre mi mamá.
- Ya te estoy preparando algo de comer, la vas a tomar sentado arriba mio, desnudito, quiero seguir sintiendo tu suave y joven piel mucho más-. Se tiro en el suelo, y yo me monté en ella comiendo y mirándola a los ojos, bellos como ningunos.
Mi mamá de noche me preguntó por algo que tenia en el cuello, parece un chupón dijo y se rió mucho, yo solo sonreí y conteste que fue jugando con la tía.

Gustab, con la almohada bajo las sábanas.

Comentarios

Entradas populares