Adoquines Mojados.

Las frías noches de agosto fueron creando un personaje ( gustab) y un paisaje (el puerto) bucólico, antiguo, extraño. Un escritor que todo lo que nacía en su mente, era provocado por la vida de las noches de bohemia. Como la vida de antaño, y con un atractivo natural. Esas que se pueden crear en cualquier ciudad puerto, con algunos rasgos de antigüedad. Adoquines mojados que recrean un barrio de infancia, bares, burdeles, cabaret..... Y esa lluvia que cae mojándolo todo, los faroles de benceno en penumbra, el ruido de los tacos de alguna mujer. Podría ser Buenos Aires, Valparaíso, Talcahuano, e incluso la Habana vieja, Lisboa, puede ser. 
Se podría beber agua ardiente o ron, para el caso da lo mismo, son adoquines mojados de un puerto quizás.... invierno... prostitutas ... una incesante lluvia que no deja de mojar y algún borracho hablándole a un Farol.
La figura femenina de tacos altos rojo charol, una indescifrable  geografía
serpenteante por la noche del puerto, o negociando historias de amor. El deseo que se apaga con más fuegos, una pirotecnia de interminables acasos, siempre encendidos, subterráneos desatados, impredeciblemente húmedos, y sueltos por la vida.
En el fondo, a lo lejos, las bocinas de los cargueros anunciando su llegada, el faro corriendo entre las olas, indicando caminos, huellas desgastadas, escaleras que parecen llegar a algún lugar. De luminosos, gastados por el tiempo y la humedad, y un Tango, un tango que se pierde a la distancia. O un jazz improvisado en algún bar.
A Gustab, le mojaba la noche, envolviéndole con su manto de mujer ardiente, de hembra dispuesta. Él se dejaba llevar por un tango apretado, por una mirada de acordeón, por un beso de media negra, buscándose en cada esquina embriagada de besos, o los acordes de un jazz. Él presentía que al encontrarse, la encontraría bajo el farol, a la sombra de un callejón... ¿Porqué, que es un hombre sin esa mujer que le contenga entre las piernas?...
-Besos cariño!!.- seducía ella.
-Ya regrese!!!.- contestaba él.
Cuando no esta ese calor, cuando esa mujer no está para encarcelarte entre sus piernas, un agua ardiente, te consumirá. Tu hígado implorará un cuerpo nuevo, una entrepierna mojada... un sexo donde esconderse, mientras despunta el alba. Luego, el frío de regresar a un departamento vacío, a una maquina de escribir con una hoja en blanco, que lleva por titulo "La soledad."

Las faenadoras de pescado, anuncian con sus bocinas el comienzo de la faena. Las muchachas corren por las escaleras para llegar a tiempo, y los obreros al puerto a laburar. El puerto envenena con fragancias podridas, sin respeto al que pasa por ahí, envolviéndote en una neblina espesa.
Los adoquines, lucen su brillo... Gastados, los faroles se empiezan a apagar....
El puerto esta despierto, el aroma a café envuelve las pisadas y la vida empieza nuevamente en el lugar.

Gustab, un día más.


Comentarios

  1. Noches de bohemia, de historias por comenzar, siempre en el mismo escenario, con la misma mirada y distinta forma de mirar.

    Un placer, Rodrigo

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Desde la oscuridad...

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