Perdidos en la oscuridad.


Las luces se habían encendido en el corredor, porque la noche ya había caído, sin que los locos se diesen cuenta. En la oscuridad, los locos haciendo nada, bebían y el fuerte humo de sus cachimbas llenaba los pasillos. De cuando en vez, alguien ponía una moneda en la ranura de una caja de música apernada al piso, y danzaban al aire los acordes de alguna vieja canción, tango o jazz. Con gran estridencia las trompetas y cuerdas percutidas, sonaban silentes y bajas, insinuando melodías de un viejo bandoneón .
Uno de los perturbados dementes, miró por la ventana la noche y se detuvo un rato observando melancólico cómo jugueteaban los copos de nieve detrás de los vidrios, parecían alas de mariposas que luchaban por atravesar el cristal queriendo alcanzar la luz, convirtiéndose luego, en grandes lágrimas que acariciaban el cristal empavonado por la evaporación y el sudor de los pacientes calentados por el calor de la estufa a leña en algún rincón. 
El bailoteo de los copos de nieve en los vidrios y su destemplado ritmo…, trajeron a la mente del enajenado una obsesión, y aburrido de no hacer nada, se levantó para conversar al oído a una de las enfermeras. Después se quedó un rato pensativo, acomodado junto al marco de la ventana mirando hacia sus compañeros; el viejo dormitaba y los otros tres bebían ginebra pausadamente, anegados ya por el alcohol, sin quedarse atrás las enfermeras. 
Lanzó un solapado silbido que solo fue percibido por el pelirrojo, que se acercó al instante al mesón. Salieron sigilosamente y la noche se los tragó. Solo después de un largo rato los de adentro se percataron de la ausencia; pero la borrachera había sido tan súbita, que poca cuenta se daban de la hora y de las circunstancias en que se hallaban. Entonces salí detrás de ellos, y al llegar al rincón más oscuro del patio, las enfermeras lucían semidesnudas sus corsé, y los mil nudos que excitaban a quien los desatara.
No tardé en entrar en calor y unirme a la fiesta, y al ritmo de los gemidos y el castañeo de los dientes por el frío de las bocas en las enfermeras, me abalance sobre la morena que jugueteaba con sus senos en los vidrios dibujando garabatos, mientras bajaba sus bragas de seda blanca revestidas de encajes diminutos. 
La sirena de un barco comenzó a horadar angustiosa e intermitentemente la noche; se dejó oír en el interior del sanatorio, acallando el bullicio y la música. Era como un aullido que tenía algo de voz humana que venía de la inmensidad; ululante, enternecedora. Luego la campana del sanatorio llamando a sus residentes a dormir , clamaba por sus tres desaparecidos y tres de las enfermeras perdidas en la oscuridad de la noche embarcadas en una misión de piedad…
Entre los gemidos y estertores de los arrancados y arrancadas, las evaporadas eyaculaciones no se hicieron esperar. Jadeantes volvimos todos a nuestros deberes, y escondidos en el frío y la oscuridad, simulábamos no haber hecho nada tendidos entre los bronces de nuestras camas, esperando las pastillas blancas que nos harían olvidar.

Gustab.


En el sanatorio es un arte
el Arte de no hacer nada...
... otros locos Aquí ...

Comentarios

  1. Ese no hacer nada, no es un dolce far niente, pero los locos se pasaron un rato entretenido y las enfermeras también.

    Luego, la calma de, ahora así, un dolce far niente. Un abrazo.

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  2. Vaya bien que se lo pasaron, locos y enfermeras menudo festín prepararon.

    Imaginativo relato que lo llevaste hasta un sanatorio mental, muy bueno.

    Besos.

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  3. La imagen me parece increíble. En mis paseos fotográficos por el pasado he descubierto el arte erótico que va más allá de los tiempos. He aquí una muestra de ello. Un complementé perfecto para la línea erótica de esa bendita locura.
    Mil gracias por sumarte a la convocatoria. No has perdido el hilo en ningún momento, y como me dijiste en un comentario —que todavía no he respondido. Lo hago aquí :-) —, a ver si hallo ese bendito momento en el que te acompaño en la escritura erótica y más allá.
    Un beso enorme.

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  4. Aburridos de no hacer nada... Enseguida encontraron cómo entretenerse! Cuatro historias! Se ve que el tema te ha inspirado. Otro abrazo

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  5. Otro que se me pasó? No entiendo nada. Un relato que sin duda dificulta el arte de no hacer nada: cómo no estremecerse al leerlo? Cómo no sentir ese fuego durante su lectura? Imposible arrancar las imágenes de la mente que desprende... ¡Socorro! Me estoy excitando o son tus letras que me perturban... ¡Menuda inspiración!!! Abrazos

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Desde la oscuridad...

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