Malva intenso, que actualmente se ha apagado con los colores luminiscentes usados en la piel, aplicados con un tratamiento suave y cremoso, fundente, que contrasta con los grises claros sedosos de la sábana que la envuelve, el fondo negro seda o satén, sobre la que ella descubre sus lunares contándolos en el espejo con el oscuro de la pared detrás de su cuerpo desnudo. Mientras el piso sigue moviéndose entre las replicas del horroroso terremoto, los muros agrietados por el sismo que remese y entre las grietas que quedaron, un orificio me permite mirar su cuerpo y frente a ella el espejo sostenido por sus manos.
Los residentes fuimos obligados a desnudarnos y encerrados en nuestras habitaciones para que no intentáramos huir. Las enfermeras lloriqueaban como locas en los pasillos y entre gemidos se vino la oscuridad.
Apoyado en la pared, desnudo como ella, escondía mi terror mirando por la rendija sus redondeadas formas, mientras ella, frente al espejo, contaba uno a uno sus lunares, acariciaba su cuerpo sin dejarse de admirar como mantenía la calma a pesar de las replicas que hacían temblar sus senos envueltos por sus delicadas manos. Con postura estoica, dibujaba en su cabeza la belleza reflejada por el espejo.
Como no imaginar los pinceles de Rubens recorriendo las esplendidas formas y tan delicadas como los pelos de un pincel. Delineando sus senos, harían despertar su piel, cayendo como en un abismo por su espalda, hasta perderse entre sus rozadas nalgas, mientras los casquillos de sus senos se eyectaban mostrando su rosadas y carnosas formas. La sábana que la cubría, sedosa, destacaba aún más su belleza, enmarcando la sensualidad que la habitaba.
Rubens no dejaría que el sismo arruinara su pintura, ni yo la imagen que me alumbraba. Mil replicas más, sus manos perdiéndose entre sus carnes, los pinceles despertando su piel. No había reflejo más hermoso entre los chillidos de las enfermeras, los gritos de los otros internos, su desnudez lo apagaba todo.
Mis manos se perdieron entre las imágenes, el espejo no dejaba desaparecer su cuerpo, y mi mente permanecía atrapada en ella. La vi apoyarse en el toilette y encumbrar su fundillo pandero (culo) hacia el cielo, la vi abrir las piernas para dejarse llevar por los caprichos de Rubens, mientras este le penetraba con gracia y fuerza sin igual, mientras ella empujaba hasta la empuñadura, que sin piedad se perdía entre sus carnes.
Mil embistes, mil replicas, mil temblores frente al delicado espejo, que no dejaba de mostrar su complaciente rostro, ante las pinceladas del artista que quedaban dibujadas en el bastidor en blanco en la tela cruda que se pintaba en mi cabeza. Luego vino mi orgasmo, escapándose entre mis dedos, obligándome a caer de rodillas ante tan erótica y extasiante imagen.
Una segunda grieta más abajo, mostraba su cuerpo desnudo tirado en la habitación, con aún el espejo entre sus manos jadeante y mojada, la oscuridad lo cubría todo, el silencio se convertía en un interminable pitido, donde zumbaban aún mis oídos, hasta que por fin pusieron la pastilla blanca bajo mi lengua y no recuerdo más.
Gustab
El espejo, 27 de junio de 2024. Mira otros reflejos pinchando Aquí.
Nos dejas otro relato donde está vez el espejo ha sido testigo sin igual del placer de una mujer.
ResponderEliminarUn abrazo
Siempre es bello un cuerpo desnudo frente al espejo..
EliminarSugerente modelo y sensual relato de la escena imaginada! Un abrazo!
ResponderEliminarUn relato sensual acorde con el reto. Un placer leerte. Saludos
ResponderEliminarNuria, me cuesta entrar para dejarte un comentario. Te leo pero no puedo comentar desde el celular
EliminarYa te sigo 😊
ResponderEliminarNo me deja comentar en tu blog...:(
EliminarEs admirable como los pintores no dejaban de pintar por un simple temblor. Admirable el amor al arte que había en aquellos días
ResponderEliminarEl arte es su existencia, aunque no pinte en.este caso
EliminarPor suerte lograste entretenerte con algo interesante para distraerte del terremoto! Jaja. Qué poder de imaginación la tuya, Gustab! Un abrazo
ResponderEliminarEstoico... Siempre salva la locura
Eliminar¿Cuánto ha sido alucinación del protagonista? ¿Que ha aterrado tanto a las enfermeras, usualemente tan dominantes y provocativas? ¿El terremoto o que haya aparecido una rival para seducir al protagonista, siendo una musa del arte?
ResponderEliminarIntrigante y bien contado.
Saludos.
Reso solo lo saben las enfermeras
EliminarHola Gustab! Se te ha extrañado el jueves pasado, siempre le pones un poco de ese sabroso picante a los relatos! Bello relato, la forma que describes a la musa, el pintor y esa genialidad de imaginación poderosa que tiene el protagonista... Besos por ahí!!!
ResponderEliminarLas musas no salen todos los jueves, ese día me distraje con una de ellas y no salieron alabras
EliminarJajajaja 😉
EliminarNo siempre aparecen las musas mar
ResponderEliminarHola Gustab, un texto muy sensual y sugerente, qué era real y qué solo imaginación, para escapar del terremoto-encierro, el espejo solo lo sabe.
ResponderEliminarMuy bueno, saludos.
PATRICIA F.
UN relato erótico y delicado a la vez. Otra mirada en el 'espejo'. Saludos!
ResponderEliminarEn el más puro estilo erótico, sensual y apasionado como corresponde al apasionado loco que mira por la grieta de la pared.
ResponderEliminarMaravillosa tu descripción.
Besos
Jjajja..
ResponderEliminaruna imagen espectacular, invocada todavía ( supongo por lo inusual de la situacion) ella manteniéndose erguida estoica y los pechos rebotando al reflejo de las sacudidas del terremoto. Magnífica imagen. Dali la envidiarle.
Abrazooo , Gustab.
Esta imagen de los años 20 me encanta. Tengo algunas realizadas por Alfred Cheney y como ensalza la belleza de estas coristas coristas del Ziegfeld Follies. Son estupendas fotografías. Y es un complemento, la que presentas, para el sensual sentido de tus palabras y la impronta que siempre tienes en estos textos donde ensalzas lo erótico de manera muy elegante.
ResponderEliminarMil gracias de nuevo por participar en mi convocatoria juevera.
Un beso.