A Tonia... "Cerca de tu ventana".-

 

Su mirada perdida detrás de los barrotes, me hacia sentir especial. Lánguida y transparente se perdía en sus sueños e imaginación; la veía desnuda tras el cristal, siempre mirando perdida a escondidas, de reojo en un sueño eterno y divagante.
Eran sus manos recorriendo suavemente su piel, floreciendo entre gemidos ahogados, distantes. Brotaba como una flor de fuego, tranquila, llevada por su imagen del loco escritor del sanatorio que estaba al otro lado de la ventana, Gustab, siempre distraído y lejano, con un pitillo en la boca, pensando quizás en su próxima historia. escudriñando en su mente volátil y extraviada, tratando de recordar que le hacia sentir la piel que en ese momento le acompañaba. Mil historias que brotaban de sus mente atropellando su existencia, ansioso, pero tranquilo, excitado por la imagen de esa extraña que se atrevía a interrumpir sus pensamientos, trastornando una vez mas su cabeza...
Sus senos llenos de deseo, y los pezones apretados a los vidrios fríos de esa fría mañana, su sutil cintura recorrida en una suave caricia que despertaba su piel entibiando la ventana y sus intrusos dedos que le hacían jadear desconsoladamente por alcanzarlo con sus labios dibujados, apretados contra la ventana. La mano que despejaba, haciendo círculos en el cristal empañado. Corazones dibujados como si fuera con pinceles dejando a la vista cada rincón de su cuerpo, mostrando sin pudor, tratando de inspirar esa nueva historia.
Ella conocía sus letras, sus pensamientos, sus secretos... ella conocía cada una de sus palabras porque leia cada una de sus historias y sabia como seducirlo de una ventana a otra, excitarlo mientras acariciaba su cuerpo esperando que el hiciera lo mismo. El abría su bata de azul, dejando a la vista de ella su delirio, semidesnudo, sus deseos de borrar la distancia atravesando los cristales. Ambos sentían como ardían sus carnes desgarradas por sus dedos. Ella escribía, igual que el, y sus historias se cruzaban haciendo arder la piel dibujando en un escalofrio que derribaban sus figuras fundiéndoles en la misma llama, cayendo rendidos en un orgasmo espiritual mojando las distancia que los separaba.
Luego volvía el vaho a la ventana ocultando sus cuerpos extasiados por su no existencia con un aire de esoterismo desgarados por sus gemidos silentes, y ese aire que le faltaba a sus cuerpos inertes de esa fria mañana. Temblaban insatisfechos por no tocarse, pero amándose en el fuego, que luego de eso, se apagaba...


Gustab, a alguien, al otro lado de la ventana.


Comentarios

  1. Me encantas con cada línea que recorren mis ojos tus deliciosas letras. Calienta cada centímetro de mi cuerpo y me pone la piel de gallina.
    Me provoca letargo, y me inunda querer ser leído cada vez más a través de tus palabras donde siento poesía.
    Besos calientes.

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  2. De ventana a ventana, sintiendo las caricias que cada uno imagine. Así no hay equívoco en el tacto, ni en la lengua, ni en el lugar de las caricias.

    Tal vez esa pasión nunca exista más allá que la imaginanción, pero tal vez eso haga que no se envilezca, ni envejezca, ni canse. Un abrazo

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  3. Hay prosa poetíca en esas palabras, con esa mujer lánguida, con sus propias fantasías, sus deseos.
    Saludos.

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