Letras Robadas a Van Gogh.

Mi bien amada Gloria:
¿Que quieres que te cuente, de mi estadía en este hospital?... no se, quizas lo descubras cuando veas mis pinturas, las que nadie quiere exponer, las que parecen invisibles a los ojos de las enfermeras que se dejan pintar, sin dejar de pedir algo a cambio, y no entrare en detalles aquí. Yo conservo de la naturaleza un cierto orden  en la ubicación de los tonos, me interesa menos que mi color sea precisamente idéntico, desde el momento que aparece bello sobre mi tela, que importa lo que haya que hacer.
Veo desde mi ventana, que empieza la caída de las hojas, puede que se venga un otoño de dorados y amarillos; puede verse cómo amarillean los árboles, aumenta todos los días. 
Aquí las paredes son de un violeta pálido, casi blanco. El suelo es a cuadros rojos y blancos. Los fierros de mi cama y las sillas son de un amarillo mantequilla fresca, lucen oxidadas; la sábana y las almohadas, limón verde muy claro. La colcha es rojo escarlata. La ventana dicen que es verde, los que la ven desde afuera. Hay una cubeta, azul. Las puertas son lilas, o casi de un color lavanda. Y eso es todo, nada más en este cuarto con los postigos cerrados por barrotes blancos descascarados y oxidados. 
Hay retratos en la pared, son desnudos de damas de redondas caderas y frondosos senos, jugosos y sus caderas, mas que apetecibles, se parecen mucho a las enfermeras, que lucen esos delantales escotados  amenazando con abrirse. 
A veces, al entrar por un espejo, una botella y algunos vestidos abiertos y gastados dejan parte de sus nalgas a la vista.  Esto, para tomarme el desquite del reposo forzado a que me he visto obligado.
No te olvides de darme noticias de cómo van los colores en la capital, dicen que los grises están teñidos de azul, y que los amarillo son casi ocres por la polución, que parece no haber sol detrás de las nubes . 
Creo en una nueva escuela colorista ; porque veo cada vez más, que se fundan sobre todo en la habilidad del pincel y el llamado afecto pintoresco, que en el deseo de expresar algo por el color mismo. 
Aquí, bajo el sol más fuerte, he encontrado que es cierto lo que decía Pissarro y lo que me escribía, además, Gauguin sobre lo mismo; la simplicidad, lo descolorido, lo grave de los grandes efectos del sol,  tengo la vista fatigada todavía. Y en estos momentos, precisamente después de pintar bajo el, siento también la cabeza vacía y una luz que quema mi ojos volviéndolo todo invisible. 
Quisiera dejarme llevar por esto, nada me sería más fácil, que detestar lo que termino de hacer y darle de puntapiés a todos estos doctores que no hacen mas que llenarme la cabeza de ideas y robarle letras a Van Gogh cuando quiero perderme en las mías. Sigo siendo invisible para ellos y para ti.
No tengo mas que decirte, amo tus nalgas redondas, tus senos impetuosos y desordenados, tu pelo enmarañado y tus ideas del amor, y esa sexualidad que me llevo a este abismo sin retorno. Lo que antes era sangre, hoy se ha vuelto río y muero en su frialdad.
No te escribo más porque voy a comenzar mañana muy temprano, con la fresca luz del amanecer, para acabar mi pintura, una enfermera posa para mi, después de atender mis necesidades o yo las de ella, no se. 

Gustab


Lo invisible en las palabras, convocatoria de Maq.

Comentarios

  1. Es magnífico tu aporte. Es un paseo de nostalgia y de esperanza, con un tono que evoca ternura. Has escrito un lienzo en tonos pastel con alguna pincelada de rojo intenso y furia contenida.
    Es magnífico, cómo te digo.
    Millones de gracias por sumarte a la convocatoria y espero verte en las sucesivas.

    Por alguna razón que no entiendo, he de comentarte por el móvil porque en el ordenador las imágenes de entradas anteriores no me dejan ver el texto completo ni la caja de comentarios.
    Cosas que pasan.
    Un beso enorme.

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  2. Hay algo extraño y especial en esas enfermeras que son amantes, carceleras y también, musas inspiradoras.
    Saludos.

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