El Trauco.

Magade Qamar nos invita a escribir en la dinámica de este jueves, una historia tradicional y costumbrista, tradicional de nuestro pueblo, un cuento o una leyenda, y se me ocurrió contarles sobre "el Trauco", una leyenda de mi pueblo al sur del mundo, en la isla de Chiloé.

Trata de un mitológico hombrecito de 80 centímetros de altura, que cuentan tiene un rostro feo pero de mirada dulce, que resulta ser muy atractivo para las mujeres que lo ven. No tiene pies y viste de traje, con un sombrero. 

Este hombrecito solo persigue mujeres si van solas, jamás actúa frente a testigos. Cuando ve en el bosque alguna mujer que le gusta, baja rápido y le da tres hachazos al árbol para asustarla. Cuando la muchacha se recupera del susto, el Trauco llega a su lado y sopla suavemente su bastón bañando con su aliento a la mujer, quien sin poder resistir su encanto, cae en un profundo sueño de amor sin oponer resistencia.

Al despertar del hechizo, la joven regresa a su casa completamente confundida, sin saber qué pasó. Al transcurrir los meses, el cuerpo de la víctima comienza a experimentar cambios, hasta que después de nueve meses nace el hijo, producto del embrujo del extraño hombrecito...

Todo comenzó un día cuando salio al bosque y se quedó dormida al borde de un riachuelo, bajo un árbol yendo a la escuela. 

Ella siempre viste con ropa liviana, una bombacha blanca con encajes de corazón, un vestido casi transparente  y su pelo suelto al viento.

Entro en un profundo sueño y cerró sus ojos, tras caer en un profundo sueño, hasta que un aire frío se comenzó a sentir en medio del paisaje. Entre sueños abrió sus ojos y no vio nada, se acurruco entre sus brazos y decidió seguir durmiendo. Cuando sintió de nuevo el aire frió y un olor a tierra húmeda que la envolvía, cerro los ojos y comenzó a sudar; Sintió una caricia suave entre sus piernas, como si dos manos fueran recorriendo y subiendo hasta hasta sus respingadas nalgas. Abrió los ojos y vio un pequeño hombrecillo que soplaba el mango de su bastón y sintió el aliento dulce de su boca sobre la piel. 

Pensó que solo era un mal sueño y se dispuso a levantar, y al hacerlo, las manos del hombrecillo, la tumbaron boca abajo sobre el pastizal... y con voz oscura le dijo:

-Vas a ser mía.

Estaba paralizada, con las manos y pies sujetadas, mientras él le desgarraba su vestido y sus senos rebotaban en el vacío, atrapadas por  una boca y una lengua recorría sus formas, mientras sus manos la aferraban de  las nalgas y sus labios besaban su  vientre. 

La pequeña bombacha voló por el aire tan desgarrada como su vestido... se sintió desnuda y expuesta... excitada y asustada, ciega por el terror. Su sexo estaba húmedo, y esa lengua, se apoderaba de él.... Entonces su cuerpo afloja y sus piernas se abren de par en par. La sensación que la invadía era inevitable y se entregó al terror y al placer.

La silueta del pequeño hombrecillo, agarraba su cuerpo con fuerza y decisión, acariciando su hermosa piel sobre el pastizal, devorandola sujetándola de sus nalgas. El no tenia un rostro  hermoso, pero su mirada tenia una hermosa sensualidad, solo se distinguía el brillo de sus dulces ojos y todo lo que venía detrás de ellos...una embestida brutal, mientras sus manos arañaban las rocas....

- me duele mucho... -Grito, pidiendo clemencia al hombrecillo.

Moviéndose frenéticamente, poco a poco, se acostumbra a aquellas embestidas y sudada, comenzó a gemir. Fue mil veces penetrada y desgarrada por el duro sexo del hombrecillo, robando su virginidad. Los movimientos pararon cuando ella grito y sintió, apunto de desmayar, su primer orgasmo y un flujo que se derramaba dentro.

Luego sintió tres palmadas en sus nalgas, mientras su cuerpo se apretaba a aquel miembro que no  dejaba de embestir, hasta volverla a hacer acabar, hasta el desmayo y la inconsciencia, mientras su cuerpo yacía desnudo y mojado. 

Al despertar se baño en el riachuelo y se envolvió de lo que quedaba de su vestido, para irse a la escuela. En el camino se encontró a una anciana del pueblo, que le dijo a verla:

- Ahora que no esta tu padre en casa, no te da miedo andar sola por el bosque?.

- no, ¿por que he de temer?.

Aquella anciana le contó lo acontecido hacia ya 52 años y como había terminado el Trauco con su vida, además de su promesa de regresar a poseer a todas las mujeres de la isla de Chiloé. Le platico, que algunos personas habían visto a través de los años a aquel hombrecillo vagando por el bosque y que siempre que esto sucedía, el pueblo entero comenzaba a notar un frío y su fragancia a humedad. Ella se quedo paralizada del miedo, y le pregunto a la anciana:

-¿cuando fue la última vez que eso pasó ?.

A lo que la anciana respondió:

-hoy...

Desde aquel día fue constantemente poseída por aquel monstruo encantador hasta que quedo embarazada. En ocasiones, accedía encantada por su aroma a los actos de sexo, pero cuando se oponía, era poseída sin piedad y despertaba lastimada con marcas de golpes y arañazos en su hermoso cuerpo, ahora de mujer.

Gustab.

"El trauco en la sociedad de Chiloé."
Producto de la conducta que el trauco presentaría, en la sociedad de Chiloé cuando una joven quedaba embarazada y no se sabe quien era el padre de la inofensiva criatura, se cubría la deshonra de sus hijas atribuyendo este acto al trauco; en este contexto, se aduce que la población masculina de Chiloé se apodera de este mito, utilizándolo no solo como explicación a aquellos "nacimientos milagrosos", sino como advertencia a las jóvenes a que por temor conservaran su virginidad, situación por cierto no exigida hacia los varones.​
El embarazo y el nacimiento del hijo, al ser atribuido al trauco, no sería un hecho que afectaría socialmente a la madre ni al niño; ya que de esta forma se haría creer que ambos estarían relacionados con la magia de un ser extraterreno, y por ello protegidos. y al final serían Hijo Del Trauco. También se usara como escudo, para explicar y ocultar, el acto de infidelidad de alguna mujer casada, Protegiendo la honra tanto del hombre como de la mujer."