Vértigo.

El divertimento es una forma musical que fue muy popular durante el siglo XVIII, compuesta para un reducido número de instrumentos. Los divertimentos solían mostrar un estilo desenfadado y alegre (en italiano, divertimento significa ‘diversión’). Y en base a esto, que mas divertido y desenfadado que un encuentro sexual lleno de poesía..... Este es mi aporte para este jueves a Mónica Frau

Vértigo

Como una alada mariposa, bajaba por su cuello rodeando montes de casquillos rosados y laderas vertiginosas. Su piel florecía al agitado aletear de mis besos derramandose  como un manantial dulce y salado. Al llegar al monte de venus, su pubis brotaba entre mis labios cubriendo de néctar su esencia más íntima.

Abierta, los estertores de la resurrección se asomaban a mis ojos, los vellos se enroscaban a su piel entre sudores dejando la brillosa cabeza descubierta ante mi mirada, como el estigma de una flor. 

Emergia desde la concavidad que escondía bajo el sinuoso abismo de rubíes, el espeso río de oleoso brillo, que se escurría por la abertura carnosa, dulce y espesa, vibrando tremola la campanilla que la adornaba, bañando mi boca de almíbar jugoso.

Mi boca se escabullia abriéndose camino , mientras el diminuto botón, trinaba entre gemidos. Sus caudalosas aguas mojaban mi rostro dejándolo glutinoso, mientras mi nariz se hundía en el abismo de su deseo. La fragancia espesa se adhería a mi piel, como el musgo en la piedra, como un acuerdo de sabia promesa con los movimientos del cielo; la muerte se venia como un rodado de estrellas explotando en su cabeza. 

Su vientre danza compartiendo los ocultos poderes del Yin; Se mece entre las olas, donde se baña el Yang. Su cuerpo, es una barca que se conduce en aguas indiferentes y límpidas, sin nada que las obscurezca; aguas salvajes, libres, sin nada que las agite, mas que mi deseo por el cual fluye toda su energía.

Lo único que no debemos hacer en ese momento, es entrometernos con su corazón. Es, una fuente de agua; si no la acaricias antes de amarla, se enturbia; si pretendes inmovilizarla, su chorro será más alto y oscuro, un caballo salvaje que nadie domara, es el deseo puro.

Cuando se viene la muerte, los caudales que bajan de su cabeza, chocan estrepitosamente con el oleaje del mar, como los ríos, provocando entre sus carnes el movimiento desatado que cortara sus bridas y amarras hasta deshacerse en tu boca.

Como el agua es el deseo de una mujer y sus poderes naturales, son la ambrosía de la cual nos alimentamos; Su muerte... un orgasmo sin orillas.

Gustab

"Oh voz, única voz: todo el hueco del mar no bastaría, todo el hueco del cielo, toda la cavidad de la hermosura no bastaría para contenerlo..."

                                                                  Gonzalo Rojas