Voces delirantes. (semana 34 de Sidel.)

"..Y se abrió mi corazón, Como una flor bajo el cielo, Los pétalos de lujuria Y los estambres de sueño..."
Garcia Lorca
Tendido en la cama, con la vista perdida en las grietas del techo, las arañas colgando de una tela a otra, y un zancudo que trataba de liberarse y esas polillas que no dejaban de rebotar contra la bombilla. El frío entraba por mi cuerpo mientras ellas reían acariciando con sus ligeros dedos un vientre trémulo y deshuesado. El sexo palpitaba bombeando caudales de sangre por las venas, hasta dejarlo erecto entre sus dedos, y aunque el no decía nada, ellas insistían en preguntarle sin obtener respuesta alguna a sus suplicas lapidariamente eroticas.
El huracán de sensaciones que retorcía su cuerpo, provocaba estertores que las excitaba aun mas allá de lo racional, de lo comprensible. La angustia gozosa se apoderaba de sus terminaciones nerviosas hasta encender hogueras en su interior que lo iban calcinando entre gemidos y jadeos.
Al tacto, eran sensaciones cerosas y febriles, que iban dibujando las caderas de las enfermeras que se retorcían de placer. Se levantó entre sus piernas, y sentándose sobre los pechos de una de ellas, dejó resbalar su sexo dentro de su boca. Ella engullía, mientras las voces delirantes, rebotaban en sus oídos... No había otra razón que el disfrute que le provocaban tan hambrientos labios, atraídos por la lengua ácida y tibia, que se retorcía engullendo todo a su paso. La espiral sensación que provocaba, fue llevando vertiginosamente a Gustab al orgasmo. Ya casi inconsciente, clavaba sus uñas en los yesos de los muros, mientras el polvo desgarrado, se incrustaba en sus uñas.
Agotado por las caricias de gula de las enfermeras, se vino el orgasmo azotando su cabeza contra el muro del que se apoyaba, mientras la marea indómita provocada por el masaje húmedo de la boca de ella, ahogaba las voces que remecian su cabeza. Quedó tirado entre las sabanas, mientras gruesas cadenas empotradas al muro, sostenían su cuerpo,evitando la huída.
La oscuridad ahogó las voces, mientras sus ojos se cerraban... La acidez en su boca, dejaba un gusto amargo en su garganta. Los delicados dedos de la enfermera, levantaron su lengua dejando caer la minúscula pastilla, sellando su boca con tibios y amargos labios, que no dejaban de ser dulces al acabar.

Gustab

"...El fuego de tus ojos, al sacrilegio incita,
y la eterna sonrisa de tu boca maldita
de pálidos suicidas el infierno ha poblado.
¡Oh, encanto irresistible de la eterna lujuria!..."

Comentarios

  1. Ese final es muy bueno. La voces del deseo abriéndose camino en el prisionero, o inmovilazado.

    Un abrazo

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  2. Impactante relato! Una enfermera aprovechando el estado del paciente para saciar su deseo y a la vez llevarlo más allá de su propia locura. Luego la sanación, para dormir saciado.
    Un beso!

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  3. Impresionante relato, sobre todo en su final. Siempre logras rizar, aún màs el rizo..

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  4. Muy buen relato con un gran final.
    Voces lujuriosas.
    Un beso Gustab.

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Desde la oscuridad...

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