Platón dialogo improbable. (relato Juevero)

"El sexo sin amor es una experiencia vacía, pero como experiencia vacía es una de las más reconfortantes.."
Woody Allen.

Luego de la pastilla disolviéndose en mi boca, entraba en un estado de somnolencia abismal, en un dialogo improbable y poco frecuente con Platón hablándome del erotismo;

-El erotismo es en el amor, mi querido Gustab, un impulso germinando en Eros.

No lo podía entender, el erotismo de la naturaleza estética amorosa, según yo, Gustab, resulta de un deseo enajenado, de un amor axacervado,  de la carga de sensaciones que vienen con eso, de la inestabilidad emocional.

El placer sexual precisa del cuerpo, de las zonas erógenas dadoras de placer, de la desnudez frente al otro desde una perspectiva frágil. Pues es el espacio que no se muestra, no creo que solo venga del amor romántico, “el orgasmo es de quien lo trabaja”.... Platón se alejaba.

El erotismo es improbable, infrecuente en las mentes inalienables, son las mentes enajenables en los hombres, las que visualizan largas erecciones y continuas mientras, las mujeres, tienen deseos muy intensos y se lubrican en demasía, ninfómanas y sátiros unidos por un deseo.

- De que hablas, entonces ¿que lo provoca según tu?-, Platón ausente refregaba sus dientes entre dientes.

La gran detonadora es la imagen, gatillo del deseo, el primer canal, la estética erótica. Y se vuelve eterno, cuando juegan los demás sentidos; el olfato, el tacto, el gusto y el oído, además de la imaginación y el sentimiento. Se trata entonces, de ir más allá, como sujetos conscientes de sí, pero también abiertos a la diversidad, a partir de la sexualidad.

Para mi, el erotismo es un estado de comunicación, que revela, un ir en pos de una continuidad posible
del ser, más allá de lo improbable.

Los cuerpos se abren a la continuidad por esos conductos que nos crean un sentimiento de obscenidad. Una mirada táctil, gustativa, horizontal, cruda. La mirada erótica, funciona sobre la piel y sus pliegues, orificios y erectilidades, la recorre compulsivamente, intentando eliminar toda distancia. Una suerte de devoración escópica del cuerpo, como una pulsación sexual violenta, pero infrecuente y a veces improbable. Platon ya no estaba, se había ido con la pastilla...

Mientras…el semen corría entre las piernas de las enfermeras, entre las sabanas...ese era el combustible de la máquina deseante, lo que las hacia funcionar, lo que hace que mi deseo corra de un lado a otro…

Gustab