Gestos mudos.
"Todos cuantos te buscan, te tientan. Y quienes te encuentran, te atan al gesto y a la imagen. Yo en cambio, quiero comprenderte, como te comprende la tierra..."
Rainer María Rilke.
Rainer María Rilke.
El plato temblaba entre sus manos, la pastilla bailaba en sus bordes anunciando sus deseos.. el miedo en su rostro, acusaba sus intenciones. La recosté en mi cama y exploré cada centímetro de su piel. La besé desde los pies hasta llegar a su sexo sintiendo el sabor de su deseo, la disfruté como una flor rendida al viento
Ella, como ola en el mar, se contoneaba excitada por la humedad que habría su deseo, los roces de mi lengua la acercaban al abismo.
Respíro en su entrada, en la profundidad del zumo que despliega entre las piernas, busco transmitir mi deseo, y traspasarle la excitación que despierta. No había palabras, ni susurros, sólo gestos en su boca, muecas en su cara, mientras los ojos cerrados le trasladaban al vacío, a un minuto del abismo. Sentía como me apoderaba de su universo, mientras sus caderas danzaban al ritmo de mis embestidas.
Lo sentía al intentar contenerme, ella, no quería sentirlo terminar jamás.Cada embestida tocaba su alma, mientras sus pechos coronados por los rozados casquillos, temblaban, erguidos de placer.
No supo cuanto duro, solo sabia que había tocado el cielo y que la había llevado al fondo sin preguntas.
Sintió, como entre sus manos, se rasgaban las sabanas y entre sus piernas se desvanecían sus deseos fatigados y satisfechos.
Puso su cabeza en mi pecho mordiendo mi carne entre gemidos, mientras su orgasmo le llenaba todos los espacios vacíos...
Asintió con su cabeza, sus dientes mordían sus labios blanqueando sus costuras, entregándose al tiempo, mientras yo esperaba que su boca descendiera, para invitarme a sus infiernos compartiendo los míos.
La pastilla, permanecía en el plato, esperando el olvido.
Como si fuera el último deseo de un moribundo ...
ResponderEliminarla sensualidad invade tus espacios, Gustab.
Con tanta pasión, era obvio que la pastilla permanecería en el plato.
ResponderEliminarUn abrazo, Gustab
¿Es la misma historia con el personaje internado y las enfermeras?
ResponderEliminarParece que es prisionero, pero tiene mucho poder en su habitación. Y que las enfermeras le temen pero también desean esas intensas experiencias.
Tan intensa fue esa penetración sexual, que le llegó hasta el alma de ella. Que intensidad.
Muy bien contado. Y está claro que no fue necesario el lenguaje verbal.
Saludos.
Donde quedaba esa clínica? 🤪🤭 Gracias por sumarte
ResponderEliminarSi tengo algo claro que el deseo y tu pasión forman parte de tu vida y lo disfrutas a la vez que nos haces partícipe de ello. Cuando el sexo es bueno las palabras sobran solo con gestos es más que suficiente.
ResponderEliminarUn placer siempre leerte. Abrazos.
No hay espacio para más pasión. Con o sin pastillas blancas, la efervencescia del gozo nos puede a veces, y para bien.
ResponderEliminarUn abrazo
actuar, disponer de todo cuanto sea necesario para el fin destinado, ni una palabra era necesaria, solo seguir el instinto. Un abrazo
ResponderEliminarLlega abril cargado de erotismo. Saludos
ResponderEliminarTodos los deseos se esconden por debajo de piel y rezuman sus nostalgias como auténticos aquelarres.
ResponderEliminarCómo siempre transmites todo el erotismo del mundo. Disfrutas y nos hacen disfrutar.
Un beso.
¿Para qué la pastilla? , me ha gustado que quedara olvidada, porque así nos has hecho contemplar la sensualidad per se con tu magnífica descripción.
ResponderEliminarUn excelente texto que me encantó y disfrute mucho leer, lleno de pasión, entrega y mucha poesía
ResponderEliminarLa medicina era ella, no la pastilla ;)
ResponderEliminarMe gustó especialmente la frase "a un minuto del abismo."
Un besazo, Gustab
Estos sí que son gestos de lo mas excitantes.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Un beso
Pero con tanta pasión ¿Para que necesitaba la pastilla? Fantástico y hermoso. Besos.
ResponderEliminarPor el platillo y la pastilla deduzco que era enfermera, principiante, seguro que le hablaron ya de ti y estaba que se moría (de miedo)... lo demás pura pasión.
ResponderEliminarLeerte es siempre interesante.
Un abrazo.