Diálogos de hotel. (Escrito para lazos y raíces)

“Un viaje se vive 3 veces: cuando lo soñamos, cuando lo vivimos y cuando lo recordamos”.
Anónimo

Empecé a andar por los pasillos del viejo hotel, las antiguas baldosas de la terraza, reflejaban el sol que rebotaba sobre ellas. La chica del aseo recogía las toallas del tendedero para cambiar las de las habitaciones. Al empinarse para alcanzarlas, su delantal se levantaba hasta mostrar los relucientes muslos y la curvatura de sus nalgas. La miré lujurioso y descaradamente, mientras ella se empinaba aún más, para dejarme ver la linea de su ropa interior que las apretaba, haciéndola aún más deseable. Entendió mi mirada, porque no me había alejado ni 15 pasos, cuando de reojo, le vi que venía tras de mí.
Mi dormitorio estaba en el segundo piso, me detuve, pero ella esquivando el inminente diálogo, se apuro para alcanzar las escaleras, sin dejar de mirarme directamente a los ojos y bajar la vista tímidamente. 
La sensación fue excitante, al punto, que le dejé pasar para subir detrás de ella, procurando mantener la distancia para que , los empinados escalones, me dejará mirar un poco más arriba de sus muslos.
Al sentir que la seguía , dejó caer una toalla. Al agacharse para recogerla, dos piernas desnudas y separadas por dos escalones, dejaban ver un pequeño trozo de tela y unos vellos crespos claros que se escapaban... acomodándose el delantal, siguió subiendo las escaleras.
Cuando estaba a punto de entrar en la habitación , después del último escalón, entré tras de ella, para cerrar la puerta a mis espaldas. Según cerré la puerta, me cogió de la cintura y apretó sus senos contra mi diciendo:
- sólo tengo 10 minutos… 
- más que suficiente…- respondí.
Me hizo sentar en la cama, se arrodilló y me separo con ambas manos las piernas, sin dejar de mirarme a los ojos, deslizo sus manos hasta agarrar mi cremallera y abrirla, para dejarme expuesto a ella y sus caprichos.... sólo atinó a decir...
-vaya, pensé que sería más difícil-.
Pareció volverse loca, y sin preámbulo, su lengua salió para recoger mi sexo y untarlo en sus labios con lasciva mirada. Tomé su cabeza entre mis piernas, su lengua subía hacia la corona por el tronco, hasta envolverlo con sus tibios labios, recorría cada espacio de piel, luchando por tragarlo todo. Mi sexo temblaba entre sus manos, palpitaba en su boca haciendo que mi cabeza diera diera vueltas, dibujando luces chispeantes...

Mis ojos permanecían cerrados aguantando cada embestida de su boca, hasta que topaba el fondo de su garganta , tan suave y lentamente , que no había caricia que se le comparase.
Saco su cabeza de entre mis piernas y  terminó de desnudarme tendiéndome en la cama, mientras volvía a meter mi sexo en su boca. Luché por levantarme, hasta que logre tomarla por sus caderas y empujándola hacia un lado, la tomé para acostarla de boca en el colchón desnudo. Separando sus nalgas empecé a lamer hasta mojarla completamente y hacer el espacio, para empujar con mi sexo suavemente. Empezó a gemir y ceder entre la saliva que había posado entre ellas. 
-nos quedan 5 minutos…
Se echo encima mio y sin ningún tipo de preámbulo, ni beso, ni caricia, agarró mi sexo con la mano, la encamino hacia el suyo y lo dejó deslizarse suavemente dentro.
Fue intenso, violento. Apretando sus dientes y labios, se dejó caer sobre mi, clavando sus dientes sobre mi pecho , mientras jadeaba hasta quedar rendida. Sudados, nos quedamos así, hasta que nuestros cuerpos se calmaron, mientras temblábamos como niños.
-¿Eso era lo que quería el caballero?
-Anda, vete, que ahora bajo-. Le vi salir mientras recogía sus bragas del suelo, deseando volver a follarla ... sus ojos parecían pedir más, aún su corazón estaba agitado…


Gustab...

Comentarios

  1. Que comunicativo el lenguaje de las miradas, que les permitió captar que ambos tenían las mismas intenciones.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Muy servicial, eso seguro. Pero como escribes, las miradas son suficientes para entenderse... a veces

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. A veces las palabras sobran, el lenguaje corporal como una mirada lasciva hace estragos. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  5. Un muy buen ejemplo de comunicación no verbal y de atención personalizada al cliente. Jajajaja

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  6. Muito interessante este texto.

    Arthur Claro
    http://www.seminudez.blogspot.com

    ResponderEliminar
  7. Un hotel de los que tienen asistencia personalizad a los clientes sea la hora que sea y apetezcan lo que apetezcan y hacen efectiva la frase de que el cliente siempre lleva razón.

    ResponderEliminar
  8. El cuerpo sabe muy bien cómo comunicarse. Saludos

    ResponderEliminar
  9. Querido amigo: Hace mucho desde que te leo y siempre lograd sorprenderme. Cuánta sensualidad, cuánto erotismo... ¡Qué bien escribes, Gustab. Gracias por participar (la semana pasada, pero no he podido comentar antes). Un abrazo

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Desde la oscuridad...

Entradas populares