Melancolía.

"Una larga cuerda se enrollaba alrededor de unos cinturones de piel, y estos cinturones se cerraban alrededor de la cintura de las cincuenta y dos personas, ocupadas en sus propios trastornos. Algunas gritaban todo el tiempo . Al final de la cuerda había un pesado carro de hierro y, en él, dos enfermeras,
"Las mujeres de la cuerda", como las llamaban los otros pacientes."" 

(En Algún Manicomio alguna vez.)


La sola mención de la palabra manicomio nos trae a la memoria imágenes de un mundo desolado, donde el enfermo mental yace en la más absoluta inactividad, expuesto a toda suerte de abusos, encerrado contra su voluntad y sometido al poder de un saber médico, que se ha dado en llamar, psiquiatría.
Pero no siempre es así, algunos caemos por estados, que no siempre son agresivos, intolerables, depresivos o simplemente insanos, algunos caemos aquí, solamente por tener una mirada diferente que enternece a otros y termina por empujarnos a un abismo, del cual nunca se termina de caer.
Lo cierto es que de niño escuché esa palabra que parecía prohibida para mi, "Melancolía". Es que a temprana edad fui acosado por ella, por esa palabra. Las mujeres hablaban del niño de la mirada melancólica, ojitos de melancolía, seguida de caricias, abrazos y arrumacos.
 La ternura que mi mirada despertaba, hacía que ellas se acercaran a mi, les enternecía y las estremecía e inexplicablemente, las erotizaba. Sus apretados abrazos, me ponían en contacto con esas redondeces, que apretaban mi rostro y mi cuerpo y yo, me dejaba acariciar por ellas, porque así, sentía agradables cosquilleos en mi y podía tocarlas y sentirlas.
Siempre fue así. Crecí erotizado por sus caricias y abrazos. Me excitaba parecía que nunca conseguiría algo más. Pero el tiempo, el crecimiento y el desarrollo de mi cuerpo e intelecto, enredado con esta melancolía, parecía ser un detonante para ellas.
Hasta que un día, una pasó el límite y dio comienzo a una vida llena de excesos y extravagancias. Una obsesión por un tema que me llevaría a este cuarto en el que permanezco hoy.
La verdad es que para mí, no hay palabras prohibidas, salvo esta condición de melancolía y su significado para mí, porque esto a significado la perdida de mi libertad.
Me gusta y obsesiona el sexo, desde esa mirada de melancolía, que tan buenos momentos ha traído a mi vida.

Gustab: Como se decía en la antigüedad, aunque no lo comparto, "el loco está poseído por algún demonio o es directamente castigado por Dios."

 Locos o Locura, en el siglo XIX , se definía como; Lunáticos, insanos, vesánicos, melancólicos y obsesos. Pero en otro de sus sentidos significa "extravagancia, preocupación caprichosa por un tema o cosa determinada", "inclinación excesiva" y "afición apasionada", donde voces como capricho, exceso y pasión la trasladan al mundo de lo social aludiendo a los que experimentan sus emociones de manera diferente

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