El Juego.
La sola mención de la palabra manicomio nos trae a la memoria imágenes de un mundo desolado, donde el enfermo mental yace en la más absoluta inactividad, expuesto a toda suerte de abusos, encerrado contra su voluntad y sometido al poder de un saber médico, que se ha dado en llamar, psiquiatría.
En el Manicomio parecía vivirse en un mundo desolado, donde los enfermos parecían yacer en la más absoluta inactividad, sin embargo eran sometidos a toda suerte de abusos, por lo menos para algunos.
Dentro de ellos, estaba en carro Románo.
Una larga cuerda se enrollaba alrededor de unos cinturones de piel, y estos cinturones se cerraban alrededor de la cintura de las cincuenta y dos personas que eran sacadas a los patios a practicar un horroroso ejercicio que los mantendría agotados por el resto del día. Algunas gritaban todo el tiempo, mientras otros parecían gozarlo . Al final de la cuerda había un pesado carro de hierro y, en él, dos enfermeras, "Las mujeres de la cuerda", como las llamaban los pacientes.
Esa danza candente,quemando las caderas, permanecía encendida sin lograr aquietar la pasión que se movía dentro del sanatorio. Las enfermeras solían usarlas por las noches para jugar un juego frenético, el poder que sentían las hacía fantasear a la hora de las pastillas. Entre embestida y gemidos, iluminaban la complicidad de la noche y aprovechaban de aquietar sus espíritus.
Dentro de la habitación fría y gastada por el tiempo, la salinidad del clima y morbosidad acumulada en el día, ellas buscaban en el loco de los ojos melancólicos, saciar la excitación que les producía el cruel ejercicio.
El juego nocturno, parecía quebrar los cuerpos retorciéndose en las sombras. Los jadeos salpicaban las murallas de deseo. Las sabanas estaban ya mojadas de tanto abuso al danzar en la oscuridad. El melancólico, debía satisfacer el éxtasis que les producía. El sudor quedaba prendido en el aire, suspendido sobre sus caderas. Los dientes se transformaban en peligrosas dagas que podrían cortar sus labios apretados de placer.
Al terminar el juego, un destello lo oscurecía todo y ellas se corrían una y otra vez, mientras el loco con la piel lacerada, se dejaba cubrir de besos, sumergido entre sus carnes, sin alcanzar la palabra prohibida para él, pero obligado a eyacular una y otra vez dentro de ellas...
El desnudo de neón, cómplice de la desatada agonía, dejaba de destellar... y todo lo cubría el silencio.
Gustab.
Locos o Locura, en el siglo XIX , se definía como; Lunáticos, insanos, vesánicos, melancólicos y obsesos. Pero en otro de sus sentidos significa "extravagancia, preocupación caprichosa por un tema o cosa determinada", "inclinación excesiva" y "afición apasionada", donde voces como capricho, exceso y pasión la trasladan al mundo de lo social aludiendo a los que experimentan sus emociones de manera diferente.
Ese manicomio, ahora palabra proscrita, era en parte como imaginas en tu texto. Hubo avances muy humanitarios, siendo uno de Barcelona bastante puntero, con patios interiores y algo de libertad.
ResponderEliminarPor la salud mental. Un abrazo
A veces no dista lo vivido en esos lugares, con lo que se vive aquí fuera…
ResponderEliminarUn tema casi tabú, el de la locura y las enfermedades mentales; quizá deberíamos prestar más atención a la mente, y darle la naturalidad que merece. Tanto así, como a los juegos y los placeres de la carne.
Un abrazo grande, Gustab.
Si la palabra prohibida podría haber sido "loco o manicomio, sanatorio..." pero no va más allá de todo eso.
ResponderEliminarLa locura es parte de la manera en que enfrento la vida.
Que bueno saber de ti Ginebra, como en los viejos tiempos.
Albada, siempre ahí, presente y leyendo todos mis desvaríos. Eres parte de mi locura permanente, y me agrada que siempre tengas algo que decirme.
Gustab
La palabra prohibida, has escrito un texto - desde mi punto de vista- impecable. Bravo.
ResponderEliminarLa fotografía erótica- pornográfica, es de las más antiguas de la historia fotográfica,
tan de moda entre finales del s.XIX y principios del s.XX
Es curioso como el negocio de la venta de fotografías/ postales, tuvo un éxito enorme entre los que gustaban jugar a la doble moral. Leí hace tiempo, no recuerdo el título, una novela en la que en uno de los capítulos el tema era exactamente el desarrollo de su Venta& Compra; el lugar en concreto de venta era en el sótano de una librería, de las llamadas "decentes".
La doble moral, siempre tan actual.
Me ha gustado muchísimo tu desvarío.😊👍😜
Un texto que da que pensar y sobre todo solucionar. Hoy creo que los centros donde los enfermos mentales están tendrán otras condiciones y el personal será mucho más eficaz. La salud mental es algo que nadie quiere enfrentar, pero que ahí esta. No se prestan suficiente atención y desembocan en algo peor como es el suicidio. Un buen texto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un texto escalofriante por esas prácticas tan torticeras con los enfermos. Ese clima lo creas desde el principio, concentrando toda la atención para darle tu rúbrica final de erotismo.
ResponderEliminarLa pala bra prohibida para él puede ser orgasmo?
Un abrazo.
Placer? Puede ser esta palabra prohibida? Bendita locura que nos transforma y extasia.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Besos.
La palabra prohibida es "pazytranquilidadparaelmelancolico".
ResponderEliminarDespués del cinturón, continuan los juegos. Estas enfermeras se dedican exclusivamente al melancólico?
Supongo que son voluntarias , no cobrarán también, no?
Abrazo gustab
¿Qué hay de especial en ese loco que tanto atrae a las enfermeras, que entregan tanto de ellas? Tal vez en lo que no se menciona está el secreto.
ResponderEliminarSaludos.
Hola! Terminé de leerte y me quedó una sensación rara, tantos abusos se han producido y se producen aun en esos lugares, que son más depósitos que sanadores.
ResponderEliminarYo creo que en ese juego de sadismo que realizan con el interno elegido, la palabra prohibida es orgasmo.
Saludos!
UUUfff con la intensidad del relato no me da para pensar la palabra prohibida.
ResponderEliminarLas fotografías son estupendas. A mí que tanto me gusta el arte y la fotografía antigua, estas son una obra de arte. Para que digan que somos modernos.
ResponderEliminarEvidentemente, has elegido un manicomio como escenario. ¿Podría ser otro lugar tratándose de ti? Aquellos lugares eran impresionantes moles donde ya sabemos que las cosas no eran las más correctas. La falta de profundos conocimientos y el silencio de los pacientes podría dar lugar a verdaderas aberraciones. Por suerte, las cosas han ido cambiando y hoy en día se puede decir que están bastante bien atendidos.
No puedo admirar tu forma de escribir y de transmitir. Has terminado en ese punto que es tu impronta: el sexo directo, sin tapujos, sin filtros. Y me queda la palabra prohibida: Pueden ser muchas pero un "BASTA" simple y sencillo podría ser pero creo que va más allá de ello. No sabría decirte cuál es porque pareciera una diversión muy dañina por parte de esas enfermeras. Esclavitud, humillación... Me pierdo en emociones y sensaciones.
Agradecida por tu magnífica presentación del trabajo, por tocar un tema tan escabroso y tan común en aquellos recintos de aquellas épocas.
Un beso enorme.
Yo diría que la palabra es ÉXTASIS en un manicomio.
ResponderEliminarExcelente narración e impactantes fotografías.
Un abrazo
Manicomio=Lugar de torturas disimulado en los aparentes extremos del placer, el sadismo se ha apoderado de todos quienes pueblan ese rincón siniestro. Confieso que no he adivinado la palabra. Si tuviera que arriesgar, INFIERNO sería una firme opción.
ResponderEliminarLa palabra prohibida ¿es orgasmo?
ResponderEliminarQuiero pensar que los manicomio ya no son lo que eran y que las prácticas que se llevaban a cabo con los enfermos ya no se dan. Me ha gustado tu texto imágenes incluidas, aunque hubiera preferido que esa sensualidad hubiera sido con personas no ingresadas, sanas.¿Pero quen está sano hoy?
Un beso.
Un oasis de horror para una parte y de placer para la otra. Las fotografías me han encantado y la palabra prohibida ¿Puede ser orgasmo? Besos
ResponderEliminarPues a mí lo primero que me ha echado para atrás es ese horroroso ejercicio de la mujeres cuerda o qué se yo, el carro ese de hierro maldito, no quiero ni pensarlo porque sé que por ejemplo en España los enfermos mentales han recuperado algo de su libertad y no se les puede ingresar así como así si no están de acuerdo con el ingreso, ni tampoco se les puede obligar a tomar ninguna pastilla si no quieren pero en el XIX bastaba con que te estamparan un diagnóstico para dejar de ser persona y convertirte en un objeto, (a mí casi me pasa pero no en E) o en un animal mítico tirando de un carro de bestias. En fin, que me pones los pelos de punta con tu relato, el abuso de las enfermeras y el sufrimiento del melancólico que trabaja y trabaja en el placer de ellas pero el mismo no llega a alcanzar la palabra prohibida.
ResponderEliminarSaludos
esos enfermos no eran dueños de su mente sus actos forzados por supuestas "mentes sanas" aprovechandose de ellos era producto de un aberrante "pedofilia" por sus abusadores, los enfermos eran como menores de edad mental, en manos de pervertidos, No quedan muy lejos en el tiempo estos actos menos de lo que pensamos, incluso alguna vez que otra aparecen notas en diarios. Un abrazo
ResponderEliminarEstarán locos, pero son personas, así que no se dejan de ser seres con sexualidad.
ResponderEliminarMuy buena participación.
Te sigo!
Es orgasmo.. y me he pasado la vida en ello.... lo he alcanzado una infinidad de veces, les puedo asegurar que va más allá de una eyaculación a la que tanta importancia le damos, o le dan. Y no se trata de algo mágico, va más allá de lo explicable... miles de agujas que no dejan de clavarse en tu cuerpo, una y otra vez. Contracciones involuntarias más allá de la eyaculación...
ResponderEliminarPuedes sentir tu propio universo dando vueltas como un satélite por tu cabeza...en ese momento estás solo contigo mismo. A lo mejor, ni siquiera se llama orgasmo.
Gracias por acompañarme en mi viaje.
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