Cortázar (una vez en el sanatorio).

 «Sé que cerré los ojos, que lamí la sal de tu piel, que descendí volcándote hasta sentir tus riñones como el estrechamiento de la jarra donde se apoyan las manos con el ritmo de la ofrenda; en algún momento llegué a perderme (...) se negaba al goce de mis labios mientras desde tan allá, desde tu país de arriba y lejos, murmuraba tu pena una última defensa abandonada (…) No eras sabor ni olor, tu más escondido país se daba como imagen y contacto, y sólo unos dedos casualmente manchados de tabaco me devuelven el instante (…) Cierro los ojos y aspiro en el pasado ese perfume de tu carne más secreta, quisiera no abrirlos a este ahora donde leo y fumo y todavía creo estar viviendo».

Nadie más que Cortázar.


Nunca pudimos decir nada claro, las enfermeras nos llamaban, "los torcidos". pero todas acudían a las citas nocturnas del sanatorio, cada uno una pastilla y algo más.
Julio, despierta los tacos vienen a nosotros... tac tac tac, luego unos dedos suaves dejaban caer una pastilla, dedos con gusto a jengibre, algo salados, ... algo salados, aunque hay quienes aseguran que puede ser más dulce o agrio dependiendo de la persona, para mi es como la clara de un huevo destilando entre sus dedos. Ellas lo sabían y lo deseaban, como locos, nos dejábamos hacer... Esos días , sólo nos hacían comer fruta.
La piña, era el caldo que tendrían por resultado.
Nuestros sexos lloraban penas de alegría, ellas los agitaban al viento ventilando su deseo y el nuestro. Los antioxidantes saltaban al aire, ellas las recogían con sus manos y las aplicaban sobre sus rostros. La espermina, componente del semen, también reducen las arrugas, consigue suavizar la piel, además, fomenta la regeneración de las células
No se porqué tanta explicación, a ellas les gustaba y a nosotros también, aunque después durmiéramos, mientras, ellas creían que no recordaríamos nada.

Gustab.

Comentarios

  1. Sensual relato. Muy bien dirigido. Y una imagen muy acorde.

    Mil besitos.

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  2. Cuanta pasión despiertan los llamados Torcidos en las enfermeras, que los visitan con la frecuencia programada, para entregarse con intensidad.
    Parece que Afrodita está muy presente.

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Desde la oscuridad...

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