Los hilos de un loco. ( Confesión)

Simplemente un loco. Habla de sus plumas de sangre , de tintas indelebles; imborrable, inextinguible, inmutable, inalterable, persistente, perdurable, permanente, duradero, estable, sólido, firme, constante, durable y a veces, alterable, transitorio, variable, pasajero....
Un ermitaño, de toga blanca. Según el equipo de psiquiatras del hospital, un adicto sexual, con depresiones diversas y alegrías transitorias. Viste de plumas de colores, coronas de espinas, sombreros de copa. Un rey de bastos tal vez.
Vive en un tiempo de ilusiones, en un soplo de vida. Escribe cuentos, a veces sin sentido, tan profundos como sus pensamientos, mira entre los barrotes soñando una libertad, moviéndose entre sus musas y hablando de sí y de ellas que le acompañan en un mundo tan real como su conciencia. Dante lo ha llevado a un viaje sin retorno, sin tiempo ni lugar.
Van Gogh lo define con un trazo grueso, entre estrellas en espiral. Lo ha pintado de azules y ocres que ocupan espacios sin sentido. 
En su mundo , las agujas del reloj se mueven a su tiempo, capaz de detenerlas o convertirlas en agua. Entre pecados de alacena y botellas de licor, prepara sus propios sueños y vive su realidad. Camina entre pasillos de espejos, le hace el amor al viento... sopla por él. Vaga con la mirada perdida orillando el mar, divaga entre cuerpos desnudos buscando una salida o explicación, tratando de descubrir quién es. Hipnótico, mágico, básico en esencia... un simio que la vida ha civilizado.
Ese hombre, de filosofía barata y de aparente ignorancia, ese que parece negar el amor, o huir de él. Ese que se encarcela en su cabeza, para que ellas, sus musas, lo liberen de su condición de inconsecuente equilibrio, libre en esencia, un loco en libertad atrapado por su cabeza. Habla el autor:
-.....Como explicar algo que ni yo logro entender, para mi la locura es la única libertad que de verdad conozco, pero una vez en el laberinto, no hay salida. Muchos dicen haber escuchado que algunos han encontrado la salida, pero nunca más se supo de ellos.
Una vez estuve bajo el portal, las luces me llamaban, mientras las llamas de las farolas me indicaban el camino a la libertad, pero también me decían que no era seguro, me podía quemar en las llamas de las farolas de gas que alumbraban los pasillos, como la polilla de Esther y ella no estaba para salvarme. Un aire me recorrió entero, y puedo decir que sentí las fragancias del mar en mi nariz...
Me quede un rato largo mirando el camino de las 
farolas, pero sentí que todo era una ilusión.
Como Dante, cuando salía del infierno,, cometí un error. Volví la vista atrás, pude ver un cubo, de ocho rincones, al que era empujado por mi existencia, y descubrí que siempre eres esclavo de algo, alguien o de una ilusión, como el tiempo.
Y como en las puertas del infierno, al salir, una placa se dibujaba en esa última puerta que rezaba...«Es por mí que se va a la ciudad del llanto, es por mí que se va al dolor eterno y al lugar donde sufre la raza condenada, yo fui creado por el poder divino, la suprema sabiduría y el primer amor, y no hubo nada que existiera antes que yo, abandona la esperanza si entras aquí».
Si, quizás era la salida, pero terminó convertida en una entrada de la que aún no puedo escapar.


Gustab, Hilando vidas.

Comentarios

  1. Entre pecados de alacena y botellas de licor, prepara sus propios sueños y vive su realidad. Sólo era frase es un alegato a la locura. Una defensa a que puedo sumarme, pero hay que vigilar. No hay retorno, por eso Dante nombra el lugar donde perderse en laberintos de fuego, y d ehielo.

    Un abrazo, y feliz día. Por una mañana de estreno, con planes posibles y sueños por cazar.

    ResponderEliminar
  2. Reflexiones que nos llevan a degranar la vida, a veces, la propia. Todos los motivos de los actos realizados y por hacer. Gran entrada, Gustab.

    Mil besitos.

    ResponderEliminar
  3. Acabo de leer esta entrada, la releo, y la verdad es que desde aquí a mí me pareces como muy normal ¿o miento? No en realidad no, no miento; digamos que para mí tienes inquietudes existenciales muy humanas y una gran sensibilidad y capacidad para darles forma con palabras. En esto último, sí que es verdad que no me pareces normal sino más bien excepcional. Alguna vez he dicho, porque lo he pensado o sentido, qué sé yo, que las palabras pueden ser cárceles sin cerradura, y menos mal, será que somos algo más que palabras, mas que la suma de nuestras alegrías y tristezas, mas que la suma de nuestros días, en fin, más que la suma de algo, y encima como nos encontramos en continuo movimiento, me parece que Van Gogh esto lo vio y lo plasmó muy bien; trazo gordo y espiral, una manera hermosa de querer fijar un tiempo y un espacio vivos, pues como que abisma un poco,no nos podemos com-prender ni a nosotros mismos. Las palabras los trazos, entonces, nos dan apoyo, nos limitan al mismo tiempo que nos dan seguridad, cobijo, nos ocultan nos protegen como los vestidos mismos. Pero las palabras no solo limitan u ocultan, también son el medio por el que nos podemos transcender y abrirnos a los demás, son un vehículo de libertad para nuestro ser (o devenir). Esto último es lo que a mí me has transmitido y no creo que en eso ni yo ni nadie tengan que salvarte. Todo lo contrario, a mí por lo menos, leyéndote me has ayudado a liberarme de mi propia cárcel, que si tenía cerradura pero por algún motivo había perdido la capacidad verla. A mí me pareces un sabio pero no estoy de acuerdo contigo con ese infierno del que habla la placa, que para ti será muy real o no, si lo fuera ¿cómo podría negarte el sentimiento?, pero que para mí no lo es; no creo ni en infiernos ni en razas malditas, solo veo que hay seres que por circunstancias de la vida o por lo que sea sufren, unos más que otros. El concepto de salvación me parece además como muy no sé, ¿salvar de qué? Pongamos que Jesucristo vino a salvarnos de no sé qué pecado original, creo que si eso fue así, entonces me temo que no nos hemos enterado de nada. Pero bueno, todo esto que te digo, ya lo sabes y soy yo la que está aquí de aprendiz de filósofa de andar por casa ajena. Un abrazo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Desde la oscuridad...

Entradas populares