La Pluma Desnuda . (Erotika)






Cada palabra suya me llevaba por unos minutos hasta su orilla, hasta la puerta de entrada de alguna habitación oscura en la, que entre humo y ansias, me parece verle relatando sus delirios erótikos mas intensos. Nunca supe cuales eran ciertos y cuales imaginados, pero era imposible no leerle hasta el final, sin saborear cada palabra de su puño y letra. Leerle, era en cierta forma, desaparecer la distancia, era oírle sin oírle, observar su rostro de memoria a través de sus versos atrevidos, a veces furiosos por un amor que no fue, por ser una y otra vez un simple acto obsesivo, placer por placer, calmar la inquietud y la orfandad desnuda de aquel niño que juega a ser hombre. Un hombre objeto, un hombre- niño preso de su carne, sediento una y otra vez de néctares guardados en el paladar de su pasión. Leo cada letra como una partitura,y me sumerjo de madrugada y comprendo todo. Para esa hora de seguro el duerme en su habitación desnudo con la pluma entre sus dedos acunado por los demonios del deseo que lo vieron nacer entre esas mismas sábanas de su perdida inocencia.


Erotika, sigue sus palabras aquí.

Comentarios

  1. Yo quería conocer a Gustab, ese escritor tan cerca de la locura. Si es verdad, andaba por la vida buscando al amante perfecto, a aquel que me hiciera volar con sus palabras, con sus caricias, con su pasión... Y saben algo, lo encontré!.
    Era tal su locura, que lo perdí en un sanatorio, sin más sensaciones que una mirada perdida en algún rincón, con la vista fija en una red de telarañas.
    Es cierto, lo amaban... pero no era el amor que él necesitaba. Desnudas corrían por los pasillos tratando de mantenerlo entre las rejas, pero el siempre escapaba. Y en esos escapes, sus maravillosos ojos blancos, mostraban el vacío que lo habitaba.
    Miles de hojas perdidas y arrugadas por los rincones del sanatorio, nos hablaban de su vida, de su locura por el sexo y su deseo, de sus necesidades deshabitadas, de la búsqueda del sol que le alimentaba. Sólo estaba ahí, quieto y entregado. Muchas manos le cobijan, pero ninguna le abriga. Yo quería encontrarlo, pero cuando estuve frente a él, actué igual que ellas. Algo se movía dentro de mi, quizás la soledad de haberlo soñado.
    El estaba desnudo, sus brazos le abrazaban, y el pudor lo cubría. El sol que pegaba en su espalda, lo hacía etéreo e inalcanzable, pero estaba ahí, esperando una boca, alimentándose de besos que le devoraban y fauces que le consolaban.
    Me llené de ilusiones; tomé su fragancia, el calor de sus besos siempre robados y el sabor de su cuerpo. Monté en él, para alejarlo de todos...
    Al despertar, había desaparecido... Dentro de mi, la semilla de sus sueños, su calor en mi garganta, y los restos que de él había recogido.
    Quizá, nunca fue mio, y ellas guardan el secreto para mantenerlo vivo.

    Anónimo

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Desde la oscuridad...

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