¿Cuántas metáforas pueden caber en un texto?
"Pocas en el de un cuerdo, mil en las de un loco obsesionado."
Anónimo.
Morbosamente atractiva, entraba en mi habitación desnudando provocadora las tormentas de mi alma. Mi sangre corría despavorida como lava ardiente; quemando y fundiendo mi cuerpo, convirtiendo volcanes dormidos en caballos de mar desbocados. Ella esta en la primavera de su vida, yo peino hilos de plata desordenados en mi peine, bucles creados por las nieves del tiempo.
Un descarado infierno que no respeta la lógica del reloj, bulle emergiendo de un cráter lleno de deseo permanentemente en erupción y con poco tiempo para esperar el tiempo. Ella, desnuda, provoca todos los demonios que me habitan.
Entre sus piernas, se dibuja un manantial que corre bañando sus muslos antes de tocar la tierra. Si mis ojos parecen no tener vida, mi sexo, emerge como una montaña movida por terremotos de mi mente confusa y loca. Sube a mi cama , mientras yo permanezco impávido, etéreo y pétreo, duro, esperando que sus aguas me bañen de deseo.
Y sin de dejar de mirar directamente a mis ojos, se deja caer suavemente bañando de sueños un viejo barco de mástil gastado por la vida. Un mástil que al ser humedecido por la tierna piel que lo envuelve, revive como un naciente roble de adolescente mirada.
Entonces baila moviendo sus caderas, meciendo al viejo barco, como si fuera de papel empujado por las aguas del tiempo, y el viento, que no deja de entrar por la ventana. Ahí se olvida el tiempo, arde el alma, y vuelvo a ser un niño, como si el tiempo fuera sólo una ilusión que vaga enferma en la cabeza de un demente enajenado, vuelvo a ser versánico, sin cordura ni razón, convirtiéndome sólo en un deseo cuerdo y moderado.
Entonces, de las viseras brota el magma que alguna vez se sintió postergado por la soledad quieta de los años, de esa soledad que marca el tiempo, donde los sonidos de la conciencia, retumban la memoria.
Vuelvo a sentirme vivo, envuelto por el calor de sus ganas, de la seducción enfermiza que escapa de su mirada. De los gemidos entre jadeos ... del néctar vivo que descarga mi sexo inundando su alma.
Gustab.
Has logrado un texto erótico lleno de metáforas.
ResponderEliminarEl sexo forma arte de la vida y tenerlo -mejor si apasionadamente- es una buena forma de sentirse vivo.
Un abrazo
Digo, Parte de...
ResponderEliminarQue intensidad en esa mujer, empeñada en despertar el deseo.
ResponderEliminarContado con muchas metáforas.
Saludos.
Como un renacer constante
ResponderEliminarSaludos, Gustab
Eso es estar muy viva, porquehay quienes poseen un fuego interior que no se apaga.
ResponderEliminarUn abrazo
Un texto maravillosamente erotico, y con bonitas metáforas.
ResponderEliminarUn saludo 🌹
Me gusta cuando empleas metáforas en tus textos. Les dan un encanto especial y una hermosura mayor, ensalzando el erotismo y la fiereza de las letras.
ResponderEliminarY este morbo, este fuego... nos hace sentir vivos, es el secreto oculto de la vida.
Un beso enorme, Gustab.
Curiosa selección de metáforas has elegido para incluir en un texto muy de tu estilo. Un abrazo
ResponderEliminarSensual y erótico texto.
ResponderEliminarMe quedo con esta frase:
"Entre sus piernas, se dibuja un manantial que corre bañando sus muslos antes de tocar la tierra".
Un abrazo.