Lila Liberada


En el cuarto de al lado, se escuchaba gemir a una mujer. Al entrar, me encontré con una mujer atada la cabecera de bronce del un viejo catre enmohecido por el tiempo, su mirada perdida en la luz de la ventana me hacía presumir que había una triste historia detrás de esas cuerdas que la encadenaban a su vida.
Gemía mientras me acercaba a ella para liberarla, sus agitadas piernas dejaban ver entre las blondas de su camisola el más exquisito de los manjares. Al acercarme ,y antes de liberarla, me senté a su lado para disfrutar de esa hermosa piel que lucía amoratada por el trato de las enfermeras, y sin despegar la vista de su sexo,  me acerque a oler su tristeza y saborear su angustia. Solté sus manos sin siquiera preguntarme lo que seguiría.
Tomando mi cabeza, dejó que me  deslizara por su vientre mientras subía su vestido. La suavidad de su piel acariciaba mis  mejillas que se  humedecían entre el sudor y el deseo, mis labios recogían sus sabores. Temblaban cada vez que  rozaba su piel, hasta llegar entre sus piernas. Quise ir a su sexo, pero ella hábilmente me llevó entre sus muslos que deseaban ser besados antes que llegara ahí. Lila Negra, despertaba de una maldita pesadilla, sería liberada por mis labios.
- Con calma- suplicó ella
- No hay apuro, aprende lo que deseamos las mujeres.- me fascinaba su forma de dirigir.
El roce en su piel me excitaba, disfrutaba cada uno de sus rincones. Su monte de venus era coronado, por hermosas cicatrices blancas, tan delgadas como el filo de una navaja,  marcando la frontera entre el goce y el placer. Su atormentado pasado le había marcado el cuerpo, su dominatriz, la había marcado para toda su vida.
Sus piernas se fueron abriendo lentamente, develando sus secretos más íntimos. Sus labios se volvían más carnosos a cada beso, la sangre fluía para despertar su más oscura lujuria. Cada surco que dibujaba mi lengua entre sus carnes, hacían que sus gotas de sudor bajaran por su cuerpo, las que eran recogidas suavemente por mis labios. Bebía de sus pecados. Suplicando que me acercara a la miel que brotaba de su encendido sexo, sentí como buscaba mis labios intensamente, deshaciéndose entre jadeos y gemidos. Finalmente ante mi, brillaban sus labios vaginales despegándose entre hilos salivales. Densos hilos de fluidos emergían de su apretada interior. Dejó ver su interior, pardo rojizo, oscuro y bañado. La cabeza de oros, la que asomó tímida entre pliegues, fue atrapada por mis labios. Mi lengua, terminó se romper los hilos que quedaban vírgenes en su dilatado sexo, dejando posar los labios deseosos de extraer el líquido néctar. La delicada cabecilla fue envuelta entre mis labios succionando suavemente, su cuerpo tembloroso, dejaba correr el sudor que chocaba con mis pestañas provocando un intenso ardor. Sus vellos púbicos, se enredaban entre mis dedos dibujando el promontorio monte que florecía entre mis manos, donde caían sus deseos palpitantes. que de ahí provenían. Mi lengua jugueteaba entre sus cárneos deseos separando los labios con cuidado quirúrgico, lamiendo y recogiendo el manantial que emanaba de su interior. Succiones, jadeos y gemidos, su espalda se retorcía clamando para no detener el placer que brotaba de sus entrañas. Sus manos sujetaban mi cabeza entre sus labios, aplastando su sexo contra mi rostro, su espalda se dobló bruscamente liberando energía por su columna hasta reventar a espasmos y gritos de placer.
Me reincorpore enterrando mi sexo en ella, la que empujaba suplicando suavidad, pero embestí con fuerza hasta topar el último rincón, separando con violencia sus piernas bañadas en sudor, y me deje caer con mi peso sobre su vientre mordiendo sus labios secos, succionando lo que encontrara a mi paso, arrancando y ahogando con frenesí cada grito y gemido en sus orgasmos, sin piedad hasta reventar dentro de ella liberando mi energía y mis horas de espera, para aprender de sus muslos los mil secretos que escondían, hasta caer sobre sus pechos ,  enredándonos de placer y temblores,en éxtasis. 
Tranquilizamos nuestros cuerpos con besos y caricias.


Gustab, minutos de mi vida... 

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Desde la oscuridad...

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