Baile de Máscaras

Esa Noche de año nuevo, había bajado una niebla que tendía a desaparecer en la medida que despertaban las farolas. Tras ellas ,  las luces amenazaban con despejarla, pero sólo quedaban en eso. El tiempo de encierro había cobrado sus deudas, mis pulmones no dejaban de respirar tortuosamente por efecto de el maldito vicio del cigarrillo. Decidí salir a tomar ese aire que se sentía limpio. 
Al pasar por  el  Castillo Wulff, la música y el bullicio que salía del baile, me detuvo, recordando que  encontraba una atracción irresistible en él. 
Una figura bailaba con mis fantasías detrás de la mampara de cristal. Aquellos marcos salpicados de pintura por el paso del tiempo, enmarcaban una imagen que hizo explosión en mi cerebro, provocando el rostro intenso más allá del paso de los años. Aurora vestía de Gala recibiendo con Dulce a sus  invitados, el circulo selectivo de la cuna literaria de los últimos años. 
Me sentía embriagado y atraído por la música, tras cada mirada intensa que ocultaban las mascaras mi cuerpo se estremecía y temblaba como el de un niño. Sus rostros amenazaban  encarcelar mi locura otra vez. Había un abismo entre ellos y yo, un cristal envejecido que nos separaba en el tiempo y espacio, donde se movían atrás sus figuras envestidas en trajes suntuosos e impecables .
La ninfa de los cristales era grácil en cada uno de sus pasos, se mueve lenta y elegante, a veces como una gata , otras como mariposa, imita corriendo de puntillas y deteniéndose de golpe de cuando en cuando , como si estuviera encima de una flor , agitando los brazos arriba y abajo con gracia.. podría envenenar el alma de cualquier ángel... hasta convertirlo en el más sumiso de los pecadores... si la sensualidad cambiara de nombre... ¿cómo se me ocurriría llamarla?...
-Hola... hola, ¿puedo tomar unas fotografías?
- si claro, mientras no estorbes... soy Aurora ¿y tu?.- antes de terminar, puso un antifaz negro sobre mis ojos.
Sólo un nombre se venía a mi cabeza... Juan de Marco.. el personaje de mis Libros, el caballero de las noches sensuales. ese loco que por encontrar la seducción, salía al bosque vestido de negro con su antifaz negro y su capa de señor , volteando sobre su cabeza baldes de agua fría para hilar las palabras que le llevarían a conquistar a las damiselas del lugar..
- Juan De Marco, o sólo Juan. Reportero del Puerto.
Y sin interrumpir su baile, dejé a mi dedo disparar hasta agotar el rollo. Cada movimiento generaba un nuevos disparos, su sensualidad y delicadeza no dejaba de empañar mis ojos, enredándome en una danza inagotable de pestañeo y disparos sin objetivo...
- ¿Quieres probar?...
Me tomó de los dedos, empujándome a realizar unos giros libres. Su cuerpo era hermoso y delicadamente suave, no existía gasas de colores, solo seda y un cuerpo abajo desnudo. Su delgada tela acusaba la forma de sus pezones, y por atrás no habían marcas que encerraran las formas exquisitas de su figura...  En ese estado de embriaguez, asombrado por la belleza y la pasión que daba a sus giros, fui a tropezar pesadamente con sus zapatillas, y caí al suelo azotando mi cabeza contra la vieja madera,.
-Eres torpe, pero lindo.- me consoló.
Pasó un dedo entre los pelos de mi barba desordenada, y dibujó con sus dedos el contorno de mi cara... sus manos estaban mojadas, su pelo, lucía desordenado, y un moño a medio hacer, fue liberado por sus dedos dejando caer el pelo sobre mi rostro...
- mmmm, si , eres lindo.
Podía ver desde abajo , correr gotas de sudor entre sus piernas, se sentía húmeda...
-te gusta lo que ves?.
Uno de sus dedos hizo a un lado el corte de su vestido que vestía sus piernas, para liberar la silueta de su sexo. En él , se desenredaban sus vellos ante mi absorta mirada. Balanceando el pubis y apenas rozando mi boca con sus piernas, se dejó ver desnuda... Mis labios habían probado el sabor sublime del sudor y el deseo mezclados en perfecta armonía... Dejé que atrapara mis manos para ayudar a levantarme, mientras no dejaba de rozar mi boca. Sentía la fuerza de su deseo aprisionándolo todo.  Tomó su bolso y desapareció entre las mamparas, dejándome sumido en una confusión.
Entendí en ese momento, lo que provocaba el sexo en mí, como me tranquilizaba y me alejaba de mis depresiones. Ni siquiera era necesario a veces un orgasmo, sino sólo el provocarlos en ellas.
Al voltear la vista, mi cámara estaba botada al otro lado del salón, y como mudo testigo, me invitaba a salir de toda esta confusión. Cuando ya salía, la vi salir en dirección al toilette de damas como invitándome a seguirla... ella sabe donde terminamos y yo lo escribí en alguna parte.
De vuelta en el sanatorio, me preguntaba si alguna ves había salido de él, y si este baile había sólo existía en mi imaginación. Luego los fuegos artificiales que anunciaban el nuevo año, nublaron mi mente. Y me dormí sin entender nada con un texto en mis manos que no sabían de donde habían salido.

Gustab, después de las pastillas.

Comentarios

  1. intensidad vomitada en un papel
    orgasmo envolucrado en su delirio

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  2. Me gusta como escribis maravilloso entre velos.¿De dónde eres?
    saludos y beso

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Desde la oscuridad...

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