Tocar-te. Margarita.

Hoy las enfermeras del hospital me preguntaron a que edad había empezado mi vida sexual, sin antes dejar caer la pastilla blanca en mi lengua... y mientras acariciaban mi pecho.

-Tenía solo 8 años, ocho años y mi cuerpo empezaba a sentir cosas que no entendía. Sensaciones que me hacían temblar ciertas zonas de mi cuerpo. Ya sólo sentir su olor y ver su ropa interior, hacía que mi cuerpo actuara raro. Me costó mucho entender que sucedía, pero estaba allí. 
Al saber que a esa hora se vestía, me hacía arrodillarme y mirar por la cerradura, pero siempre parecía tarde, la curiosidad invadía todo mi mundo interior. Temblaba, temía y procuraba no hacer ruido. veía detalles, pero nunca podía ver más, eso me consumía y quería entender, pero siempre terminaba extrañamente confundido.
Con el tiempo fui queriendo más que un dolor de rodillas. Cuando salía o era su día libre, escarbaba entre sus cosas y llevaba su ropa interior a mi nariz buscando imaginar que se sentiría verla en su cuerpo. Entre detergente y olores, con algo de su olor, pero disfrazado de colores, sensaciones y viajes extraños a mi mente.
Un día, mis padres habían salido y quedamos a su cuidado. esperé a que mis hermanos se durmieran y corrí a su dormitorio argumentando que había tenido una pesadilla, pero no golpeé. Estaba tendida en la cama, leyendo y con esa delicada camisola que escondía parte de su piel, pero desnuda para los ojos de un niño, que no dejaba de mirarla, con sus ojos aparentemente asustados, sus piernas, sus senos.
Al contarle abrió su cama y me apegó a su cuerpo arrullando mis demonios. Temblaba, pero no era miedo, era el contacto con su piel. Mi cuerpo se llenaba de sensaciones, su olor entraba por mi nariz y me hacía cerrar los ojos. El calor de su cuerpo, era envolvente, exquisito y suave. Las formas dejaban de ser una imagen, ahora sentía con placer cada respiro de sus pechos en mis mejillas. y así fui entrando en su habitación día a día, siempre con la misma escusa, y con una extraña sensación en mi cuerpo.
Un día en la mañana, estando la casa en silencio y sin la presencia de mis padres, corrí a su dormitorio cuando sentí la caldera encendida, la ducha corriendo, entendí que sería mi única oportunidad de verla desnuda, y eso que había imaginado que se escondía tras sus ropas, hoy estarían como en un escaparate.
 Entré muy en silencio hasta llegar a la puerta del baño, temblaba, sentía terror de lo que haría, pero era mi única oportunidad. y entre intempestivamente al baño. ella no notó mi presencia hasta que abrió la cortina para tomar el jabón, y notando mi presencia, la cerró para dejar sólo su cabeza afuera y preguntar: ¿qué haces?.- No contesté, mis ojos estaban fijos en la cortina, que mojada, dejaba ver sus rozados pezones detrás de ella.Un silencio llenó todo, no se cuánto tiempo estuvimos así. hasta que preguntó: Se bañó mi niño?.- no podía contestar, el pánico se apoderó de mi, no sabía que responder, ni siquiera sabía si entendía lo que preguntaba. Luego de otro largo silencio, respondí con un tímido y vergonzoso , no. Entonces soltó la cortina y dejó su cuerpo ahí, frente a mí, desnudo y sin pudor, dejando que el agua le acariciara mientras mi mente divagaba torpemente entre sensaciones y desiertos pensamientos tormentosos. Me dijo que me sacara la ropa y entrara, que así aprovecharía a lavarme. Obedecí sin pensar y estiró su mano para ayudarme a entrar. Me puso bajo a ducha y sus manos esparcieron el agua sobre mi cuerpo: Quéeee?.- nada contesté. -

Me estremecí, sentí cosas  que nunca había sentido, sus manos eran tan suaves e imprudentes, que no atiné a nada más que dejarme llevar por todo eso que sentía.

 Mi pene tomo una forma y tamaño que alguna vez había sentido y que no entendía porqué, estaba vergonzosamente duro. Tomó mi mano y la puso en sus caderas, y las movió para que sintiera su piel, temblaba y decía cosas que no alcanzaba a escuchar, y dejó que  tocara todo su cuerpo. Reía y bromeaba, hasta que mis manos se desviaron directamente a su partes más intimas. Mis dedos se volvieron bruscos y bajando por su vientre, toque esa parte cubierta de vellos descubriendo su forma torpemente. entonces ella se estremeció, y tomó mis manos diciendo: no, más suave.- traté, pero mis dedos estaban pasmados, y tiesos. no entendía nada, sentí miedo y vergüenza.
Ella quiso calmar mi angustia, y tomó mi cara diciendo: inténtalo de nuevo.- puso el jabón en mis manos y las lleno, hasta que estaban embadurnadas de él. Tomó mis manos para ponerlas entre sus piernas, abriéndolas un poco para facilitar el acceso, y guiándolas me dijo: bien, ahora enjabona suavemente, sin apuro, lávame como si fuera esto.- y toco mi pene para mostrarme lo delicado que debía ser. Estaba tan duro, que la sensación me hizo tocar el cielo. Mis dedos fueron acariciando todo, descubriendo lo suave que escondía: Así, con cariño. 
Deja que tus manos disfruten lo suave de mi piel.- Entonces cerró sus ojos, dirigía cada movimiento, me mostraba sensaciones , y me decía por donde ir. El jabón soltaba espuma, mis dedos fueron buscando hasta que sintieron que se hundieron entre sus carnes suvemente, casi guiado por ángeles, la sensación fue más tibia cuando estaban dentro, y la suavidad que sentía en mis dedos, me llevó más dentro de ella. 
Mi corazón estaba agitado, lo podía escuchar detrás de mi pecho golpeando de emoción. Después, de un rato hipnótico, sentí que el jabón era espeso, que mis dedos sentían algo como saliva espesa, asustado los quise retirar, pero ella apretó mi mano diciendo que no me detuviera, que acariciara con mis dedos una colita blanca rojiza , su voz era extraña, más ronca, y con un volumen más tierno y cálido... casi, gemida y tibia,  temblorosa: suave, ahí no salgas de ahí.- un pequeño temblor la hizo cerrar sus piernas y fue apretando, doblando sus piernas ... apretando mis dedos dentro, hasta que su cuerpo, que yo creía que era dolor por sus gemidos, dolor por sus movimientos y gritos ahogados, dejó escapar un ruido entre sus labios hasta caer en cuclillas y empezó a soplar o respirar agitada golpeándose contra los cerámicos del muro.
 Sus ojos permanecían cerrados , no dejaba de respirar rápido hasta que que con sus ojos semi abiertos y cansados... esbozó una risa, que aún la hacía estremecerse. Rió y pasó sus manos por mi cara, llevó mis dedos a mi boca y me hizo chuparlos.. el sabor era intenso, y la sensación suave. 

Ahí , aún en cuclillas, me hablaba  con amor, y repetía, mi niño, mi niño, mi dulce bebé. y de mis mejillas, bajó su mano acariciando mi vientre hasta llegar a mi pene, que duro empezó a dibujar con sus dedos, de pronto algo bajó desde mi cabeza hasta ahí, y sentí que su mano lo apretaba y movía con delicadeza, sentí como tomaba la punta de mi piel y lo jalo hacia mi ... una sensación dolorosa y brusca: perdón, te duele?.- asentí con mi cabeza, dejó caer el cremoso shampoo y lo empezó a mover lentamente  hasta dejar al descubierto de un suave jalón  la cabeza rosada que escondía la piel.

 Cortó la ducha, y lo empezó a agitar suavemente, hasta que sentí que esa sensación se apoderaba de mi, empecé a temblar, mi corazón parecía que se iba a salir y algo , que no podía explicar, me llenó por dentro, miedo, placer, alegría y las ganas de explotar... mi cabeza estaba llena de cosas. 
Abrí los ojos para mirar lo que hacía, parecía disfrutarlo y apretaba sus labios, sus ojos estaban muy abiertos. Cuando me vio , se detuvo  y beso esa rosada cabeza, dejando que me calmara... 
-es un juego, calma, respira,-
No quería que se detuviera, estaba muy angustiado, le rogué que siguiera, acercó su boca a mis labios y empezó de nuevo, respiraba en mi rostro y sus manos cada vez se movían más rápido sobre mi sexo, creando una gran emoción, besaba mi cuerpo mientras agitaba con sus manos, hasta que sentí que me orinaba, pero ante mi sorpresa sentí una explosión en mi, y salto de dentro un chorro de leche que ella apuntó a sus pechos dejándolo caer sin dejar, de lo que aún no conocía,  masturbar  hasta que vino un segundo y un tercero, perdí todos los sentidos dejando que me poseyera, hasta caer temblando entre sus brazos...
Estaba tan asustado, que ella me apretó contra sus brazos, quedando pegado a todo eso que quería tocar. Hasta que pude hablar, asustado le pregunté, que era eso que había salido. Me contestó con una sonrisa tierna: 
-Leche, leche,- contestó y lo recogió con sus dedos para llevarlo a su boca .
- ves?.leche.-
Me sentó, y mientras me secaba, sentía un placer en ver como se movían sus pechos, acerco mi cabeza a ellos y mientras secaba mi pelo, yo se los chupaba como lo hacía mi primo, con los de su mamá.
- No le digas a tu mamá que te duchaste conmigo, ni nada de lo que hicimos hoy, será nuestro secreto.
y volveremos a jugar.
Se paró frente a mi, me tomo la cabeza y me hizo besarle entre sus piernas y luego  dijo que me fuera a vestir.
Muchos juegos tuvimos así. Yo me iba a su cama, y ella me dejaba tocarla... y fui aprendiendo cosas , que después no pude detener. Aprendí a tocar a una mujer, y cada vez ella lo disfrutaba más, hasta que un día enfermo, fuimos más allá, cumplía catorce años, y ya mi cuerpo empezaba a cambiar...
 Estoy cansado... quiero dormir... La siquiatra dice que fue abuso, yo quería saber y tocar su piel.
Sentí que apagaban la luz, y una de ellas se acerco para acariciar mi cabeza, y mientras mis ojos se cerraban, sus manos me acariciaban bajo el pantalón de tela afranelada, hasta que no supe más de mí...

Gustab, lecciones...




Comentarios

  1. no hay como las primeras veces
    ese descubrir que nos pierde a todos

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  2. El descubrimiento de lo Primitivo... Ya no se puede regresar.

    Mil besitos.

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Desde la oscuridad...

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