Icaro.


Gustab tantas veces se había entregado al amor arriesgando cordura, vida, tiempo... era tanto lo que deseaba amar, que descuidó el sol, como Icaro.
Sus hermosas alas de cera se abrían, el amor era la libertad, era la razón de ser, lo único por lo que valía la pena vivir antes de su locura. Construía sus alas pluma a pluma, la cera era perfecta, moldeable y segura. Era la única manera de volar y alcanzar la libertad, pero muchas veces le dijeron que se cuidara de volar muy alto, y más aún, acercarse al sol.
Cuando estuvieron listas, subió al más alto de los acantilados y enfrentando al sol, se lanzo al vacío sin pensar. El sabía que alcanzaría el amor. Cayó y cayó unos metros, pero al abrir las alas, se elevó logrando un vuelo perfecto, un vuelo que  sabía  lo llevaría a otro plano, al más oscuro y peligroso, pero la única razón de vivir. 
Los pasos se escuchaban en los pasillos, las enfermeras murmuraban; su belleza y pasión, era el néctar que las alimentaba. Sus incoherentes letras y apasionados relatos se convertían en un elixir difícil de olvidar, era la energía de atracción que movía al mundo, pero carente de libertad.
 La gran puerta de fierro se abría... sugerentes voces, sin antes sentir las manos golosas que le hacían retorcerse del deseo, le hacían abrir la boca para dejar caer la pastilla que lo liberaría de sus pesares, de sus angustias, de todo aquello que le hacía mal... pensar; 
- El sol, cuidado con el sol- repetían las voces en su mente lejana.
Cuando ya había logrado controlar el vuelo, miró al sol, quién se escondía detrás de las nubes, entonces la confianza le hizo despreocuparse.
Las nubes se abrieron encegueciendo sus ojos , eran magnificas, dos pilares que sostenían el manantial más preciado, aquél que contenía la única posibilidad de quitar la sed y entre ellas estaba el sol, que al acercarse y abrirle, se hacía rojo y húmedo. 
Las alas se remecieron. Del sol, brotó un exquisito botón bermellón, que de pálido a brillante, no demoró en transformar la cordura en ilusión, cegando la mente del escritor, quién cambió el rumbo del vuelo, cerró sus alas para entregarse a él, directo a la perdición. Cuando estuvo cerca, juntó sus labios para sentir el calor, y abrió la boca para beber del manantial que lo llevaría directo al infierno, ese infierno que acaricia y consume al más devoto de los amantes. Su aroma envolvente, su gusto exquisito, lo hizo rendirse ante su presencia. En su garganta sintió el calor más intenso, en su boca , el sabor del placer, la suavidad del deseo; En su cabeza, el sentimiento del éxtasis que fundiría su corazón. Se dejó refrescar en su calor, hasta que por fin, se liberó el caudal que escondía, que como río ahogó toda su sed derramándose en su boca. Mientras el sol se remecía, sus brillos gemidos se convirtieron en jadeos ardientes, hasta casi extinguir su poderosa luz, sin antes, derretir sus alas para convertirlo nuevamente en un simple mortal que había tocado el cielo sin poder alcanzarlo... cayó y cayó en un abismo interminable hasta azotar su alma contra el suelo sintiendo como se desintegraba.
Despertó sólo y sin vida en su mirada, atado a los barrotes de bronce, viejos y enmohecidos de la cama de hospital, desnudo y sin aire... ni dignidad. Sus ojos estaban tristes, y los rayos del sol empezaban a caer sobre ellos.
El puerto despertaba, el domingo mantenía el silencio en la ciudad, los buques entraban y salían, los adoquines estaban mojados, el olor a humedad entraba por las ventanas, entre los barrotes, las chicas salían cambiando de turno y reían. Nadie sabía lo que pasaba entre los pasillos del hospital.

Gustab, ¿Algún día habría una nueva posibilidad?.... descansa, cierra los ojos y descansa.

Comentarios

  1. No deja de tener su lado erótico y provocador, esa seducción indolente a sabiendas de una muerte segura pero con el triunfo de un placer mayor.
    Un relato precioso y cargado de muchos matices que abren varias lecturas.

    Mil besitos y feliz día.

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  2. sin duda, texto provocador, refinado, que da qué pensar... con esa tinta cargada de ciego deseo...

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Desde la oscuridad...

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