El Jardín Secreto. (A Sol)

Las lluvias primaverales dicen que son tan especiales como los cuentos de Oriente, quizás sea sólo una fantasía para algunos, pero para mi existen.
Mis noches de insomnio suelo acompañarlas de gratas lecturas, pues si no puedo conciliar el sueño, sueño con  conciliar el alma y la mente. Esa, había sido una de esas largas noches, donde a pesar del frío y la lluvia, suelo dejar mis ventanas abiertas,. El ruido incesante de las gotas sobre los tejados de lata y zinc, crean hermosas melodías en esas largas noches de insomnio,.Entonces abrí un añoso libro de asomagadas hojas amarillas para empujar mis parpados al abismo de los sueños, y abierto al azar , leí, quizás una de las más inspiradoras oraciones de melancolía y romántica sensualidad., decía así  "... tiembla; que le encanta volar esperando la caricia de otras alas que incendien la noche y la hagan llama entre sus brazos hasta que llegue la aurora. Cuanto me atrae ese vuelo, , tanto porque parece que es la única forma de flotar más acá del sueño. Ese volar flotante es como navegar, como hacer el amor dejándose llevar...y yo me dejo llevar en el vuelo que me acerca al nocturno vuelo de tu noche para, entre la suavidad de tus alas, sentir cómo amaneces cuando te despierten mis besos."
Y esa mañana, a pesar del trasnoche, y siguiendo la invitación de las fragancias de tierra mojada y espejos de agua que se formaban en los vértices de cuneta y calle, arranqué por las infinitas escaleras de piedra cerro arriba buscando el jardín del que tanto me habían hablado en el Bar Inglés. Decían que al terminar el cerro los placeres, justo dónde nace el sol de primavera,Había un viejo palacio, dónde Habitaba la más fresca de las Flores del puerto, unos le llamaban Sol, otros le llamaban Menta. Los que le llamaban Sol, decían que la pasión que despertaba esta mujer, era tan fuerte, que los ojos se calcinaban de sólo soñarla, y quienes le llamaban Menta, era porque sus ojos eran tan verdes y frescos , que los que le miraban a los ojos, se perdían en la transparencia de su mirada.
No importa, sólo quería conocer ese lugar, y aprovechando el aire fresco , pero el sol tibio, que a pesar de la lluvia, te calentaba, dejé que los relatos me llevaran a ella. Al terminar la escalera estrecha y afilada, un portón mohoso y oxidado te cerraba el paso, y parecía cortar toda esperanza de conocerla. Un labrado candado francés, de amarillo viejo y oxidada templanza, con desteñidas pecas café, cercenaban mis últimas esperanzas. Me senté con la vista perdida en una pequeña ventana, donde las roídas cortinas, las finas telarañas, el polvo y sal marina en los vidrios, apenas dejaba ver.
Sin embargo, tras las viejas cortinas se divisaba la escultura viva de una sensual mujer, que sentada en la cama de cabeceras de bronce verde, parecía cortar las uñas de sus pies con dificultad, pero de una gracia suprema. Su ajustado corsé, le incomodaba, y sus senos parecían pedir ser liberados gritando sus formas , tras un apretado cordón de enmarañados encajes. A pesar de todo esto susurraba una casi imperceptible melodía.... algo así como: 
Soy un aroma lejano,una brisa suelta,un rayo de luz...un murmullo que no cesa...mmmm  Soy un aroma lejano,una brisa suelta,un rayo de luz...un murmullo que no cesa... la,larai... 
Una y otra vez...hasta que levantó la mirada y mirando de reojo a la ventana, descubrió al fisgón que de lejos le miraba. 
- Holalá, así que tenemos un mirón... hola.
-hola, disculpa, es que buscaba a la dueña de éste jardín, y al ver que no había nadie, me distraje, y me tope ..... bueno, he, no sé perdona
ya me voy.
- a tu derecha... tonto. 
Miré buscando entre las rejas, de una de sus puntas, colgaba una viejo cordón roído por el tiempo y la la sequedad y quemaduras del sol..
-tócala tonto, tócala... que te quedas mirando... -
Sus ojos de cristal verde , eran maravillosos, la transparencia de su mirada, seductora, y el corsé que vestía, de infarto. Sus caderas eran abundantes, su cintura, fina y suave, aunque atrapada por cordones de firme manufactura.... Sus senos brillaban con el sol que traspasaba la ventana, y entre ellas un abismo de que parecía no terminar...
- Guapo....
- ¿ qué?,  perdona
-además , presumido... a que eres escorpión. Si, tu mirada es la del maldito cangrejo... 
-¿Cangrejo? 
- como sea, toca la campana de una buena vez.
Al tirar del cordón , fuera de cortarse , hizo caer la campana jardín abajo.
- Bueno, algún día la arreglaré, ¿quieres pasar?....
Abrió las cortinas sujetándolas en los ganchos de fierro oxidado, esos de forma de ese... y me invitó a pasar. Todo era extraño, pero muy incentivador, hasta seductor... diría yo. Si no fuera un escritor, diría que trataba de seducirme, pero lo soy, y mi imaginación , a veces me juega en contra. Pero acepté el juego y me introduje por la vieja ventana. Sobre la mesa de noche, una copa de champagne medio vacía insinuaba el temperamento apasionado de aquella extraña mujer.
- ¿No es muy temprano para beber?
- no te debo una explicación ¿ o sí?...- habían unas aceitunas verdes en un pequeño plato y unas galletillas saladas. Tomó una copa y me sirvió algo de beber, luego puso una galleta salada en mi boca... reía como una niña traviesa.- hacía mucho que un extraño no entraba por mi ventana., ¿cómo te llamas extraño?- preguntó y volvió a reír. 
- Gustab.- Y tú?.
-Sol, pero me dicen Menta.-
Entonces puso una aceituna en su boca, y acerco sus labios a los míos, el juego se volvía peligroso, pero eso lo hacía aún más interesante...  La mujer del Jardín, dije para mí. y acerqué mi boca mientras ella la dejaba caer delicadamente entre mis labios y tomándole de la cintura , la hice a mi, como si fuera la primera mujer en mi vida.
-Despacio extraño, despacio.
Tomó otra aceituna, la puso en su boca, y cuando me acercaba a recogerla, la dejó caer entre sus senos, perdiéndose en ese abismo eróticamente  salvaje. Entonces dejé que mi boca, recogiera el sabor de sus labios, y nos fundimos en un beso tan intenso, que fui guiándola hacia el viejo catre de broce corroído por los años, hasta caer sobre el mullido colchón de plumas.
Fui desatando el cordón de su corsé, hasta liberar sus senos perdiéndome el la suavidad de su delicada piel... tenía un dulce aroma a menta, y algo del olor que se podía percibir de sus sábanas... al terminar de desatar el cordón, pude encontrar la aceituna que hacía un rato habíamos perdido. Me deleité con ella jugando en su ombligo, a por algunos instantes la hacía rodar juguetonamente  hacia la bombacha, haciéndola bailar sobre su sexo, La seda de la delicada prenda, se humedecía a cada rose. Cuando la sentí excitada y dispuesta, solté la aceituna y baje por sus caderas, rosando levemente la seda que cubría el rincón del deseo, y bajé por sus muslos buscando los puntos más sensibles de su piel. Se movía delicadamente acomodando sus piernas separándoles para soltar la más exquisita de sus fragancias. Ya todo se daba de forma natural, Mis labios paseaban por su cuerpo libremente creando contracciones riquísimas de observar, Sus senos se habían endurecido, sus pezones apuntaban al cielo ofreciéndose en sacrificio, y mis labios se deleitaban de su delicado sabor. Mis dientes les mordisqueaban , haciendo de ellos un delicado bocado... transformando el sudor en lagrimas de miel que brotaban tan sutiles como el rocío que esa mañana se mostraba suspendido en cada flor, Sus gemidos y susurros llenaban el espacio iluminado de toda la habitación, hasta que se vino un ligero espasmo, anunciando lo que sería la melodía lujuriosa de esa mañana. Baje por el sendero suave que se abría entre sus senos , para deleitarme una vez más de su ombligo, serpenteaba sobre su vientre sacudiendo sus caderas, mientras su cintura, buscaba entre mis besos la sensualidad salvaje del instinto animal que la cubría. 
Fui desvistiendo su monte agitado de venus, que no dejaba de sacudirse mientras bajaba la seda que finalmente la dejaba expuesta al más sabroso de los placeres, al más pudoroso de los deseos, el deseo de la carne... y separando sus labios bajos, fueron mis labios y lengua develando los secretos de los que alguna vez me habían hablado. Su cuerpo jadeaba casi escondiendo el aire que quedaba en sus
pulmones, mientras sus dedos dirigían los movimientos que su piel le exigía, hasta perderse en si misma, hasta la inconsciencia de los sentidos, y dejó navegar en la tormenta hasta que por fin se liberó el primer caudal de placer, y abriendo sus piernas exigió la primera embestida... levanté mi cuerpo empujando con mis caderas, el salvaje instinto me empujó a los más profundo de su cuerpo, y conteniendo la embestida la deje gemir mientras preparaba la segunda embestida, empujé hacia atrás con todas mis fuerzas, y ella sujetándose de mis nalgas empujó sus caderas hacia mí, provocando una segunda embestida brutal, y lentamente salvaje, luego se entregó a mi, dejándome actuar con libre albedrío y empuje una y otra vez hasta provocar su orgasmo y el mío con una sincronía que me obligo a congelarme en lo más profundo de su sexo,  manteniendo con fuerza la última embestida...  Por unos instantes, se detuvo el mundo, el tiempo pareció congelado entre sus piernas, soldado a mis caderas... luego de un largo silencio, y con nuestros ojos fundidos en el del otro, nos dejamos caer sobre la cama, y enredados entre las sábanas dejamos que nuestras manos y bocas se expresaran libremente en una sinfonía de besos y acordes quejumbrosos de éxtasis y deseo....  y así se fue la mañana y el tibio sol que entraba por su ventana. Dormitamos entre besos hasta quedarnos profundamente dormidos.
Dos almas que unió el destino y un jardín secreto que nunca develaría sus historias, que entre los viejos barrotes quedarían celosamente guardadas. 

Gustab, seducido por Menta.

Comentarios

  1. Hay jardines en los que el placer de la piel y el alma, se enreda cual yedra, sometiéndonos a sus secretos e incitantes senderos…

    Leerte es vibrar… Sencilla y maravillosamente…

    (Te dejé los enlaces en el post “Diálogo interno con Alma…” Cuando desees, te pasas por mi casa, que es tuya también)

    Bsoss enormes, y feliz miércoles.

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  2. Sol que despierta, que ilumina cuerpo y alma… Menta que refresca, revitaliza…

    Ya sabes, me encantan las historias de Gustab, y ésta no es la excepción.

    Un beso.

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