" Perfume"

Era tal el deseo de perpetuar en mi mente los aromas de el cuerpo de una mujer, que ese día desperté con la fija idea en mi mente de seducir aquella mujer que vendía su cuerpo al mejor postor en las puertas del ascensor de los panaderos. Y caminé algunas cuadras, para esa noche satisfacer esa necesidad que alteraba mi mente. Y al abrirse las puertas ella estaba parada ahí esperando su primer cliente. Vestía de rojo y negro, su corsé siempre estaba puesto sobre su ropa, y el escote que aparecía entre las telas anunciaba a viva voz el placer que ella causaría a cambio de unos pocos pesos. Pocos, porque para la belleza y encanto que envolvían esas telas, ningún valor habría sido suficiente.
Su cabellera morena, y esos labios color rubí, eran un llamado al deseo y y éxtasis supremo. Su figura era perfecta, y la sensualidad que expedía, infinita. Hablé por unos instantes con ella escondiendo el oscuro deseo que escondían mis pensamientos. Y antes de negociar pedí probar la mercadería pidiéndole que me dejara recorrer su cuerpo asegurándome de que su fragancia era la que buscaba. Sabía que su cuerpo siempre olía a sexo, era de las pocas mujeres que vendía su cuerpo no solamente por dinero, sino que además disfrutaba del sexo que vendía, y a la hora de escoger daba su tarifa dependiendo del hombre, asegurándose de acostarse con el amante que ella elegiría...Entonces, desabotonó el escote para que yo posara mis narices en sus senos... Mi mente brotó en ideas haciéndome evocar aquellas imagines más oscuras de mi niñez que yo creía desaparecidas... En ella podía sentir los pechos de mi madre dándome de mamar, una calidez que sólo un cuerpo podría dar sin pedir nada a cambio... luego pude percibir los olores de la primera vez que había hecho el amor, un cuerpo más se dibujaba en esas carnes que hervían entre las telas... pero había un aroma especial, más allá de mis recuerdos, que fue el que me decidió a tomar el negocio y llevarla a un cuarto que había acompañado gran parte de mi vida, ese cuarto que en el departamento, sólo estaba reservado para ciertas personas, ese cuarto donde mi propio olor me decía cual era mi hogar. Al salir del ascensor, las cuadras se hacían interminables, pero ella dejaba que yo le acariciara mientras caminavamos sobre los fríos adoquines enmarcados en veredas desgastadas y ese olor de la tierra mojada por la salobre brisa del mar que el viento traía hasta los cerros mojándolo todo. Mil aromas invadían mi mente, y ni el frío de la noche lograba enfriar mi cuerpo. Hasta que por fin pude girar el picaporte de la puerta, y sin mediar acuerdo, empecé a desnudarle con mis propias manos, y mientras iba despegando las telas que la envolvía, dejaba que mi nariz fuera rozando su piel en ademán de caricias desfrenadas. y aunque en el trayecto se habían cruzado algunos besos, lo que realmente me importaba era su piel más allá de sus labios. Al abrir el esquivo escote, mi nariz acompañaba el recorrido, y mi boca, buscaba probar cada pedazo de piel desnudo. Por fin su cuerpo estaba desnudo, y le pedí que se recostara sobre la alfombra, la chimenea serpenteaba chispas hacia nuestros cuerpos, y los chasquidos de las brazas acompasaban el ritmo de las llamas. Al verla tendida sobre ella, dejé que mis manos recogieran su perfume para impregnarlas de sus aromas. El movimiento de mis dedos sobre su piel, dibujaban claramente cada cada rincón de su alma, mientras sus senos se endurecían entre mis dedos. Su vientre se movía como el de una serpiente a la búsqueda de una preza de que alimentarse, y sus piernas se habrían y cerraban a cada caricia. Luego vinieron los besos que fueron mojando su piel, y mi nariz que se deleitaba guardando su aroma en mi mente. Mis dedos apenas rozaron la dureza de sus pezones para remojar con mis labios y hacer brotar de su piel pequeñas gotas cristalinas que emergían al encuentro de mis besos. Su sabor era exquisito y su aroma embriagador, turgentes se dejaban acariciar para dejar que piel se embadurnara de ellos. Luego vino el recorrido por su vientre, que como olas movían mi rostro sobre él, como si fuera un barco a la deriva, era ahí donde se concentraba el aroma más puro, el sudor y la sal que emanaban de él, causaban efectos maravillosos en mi cabeza, y bajando fui entrando en el fuerte olor a deseo que salía de su sexo para envolverlo con mis labios extrayendo todo ese fuerte sabor que suelta una mujer excitada, clavado como una espada, mis labios extraían cada gota derramada desde su interior... era muy delicado y de aceites empapado... mi legua disfrutaba del banquete más erótico que pueden sentir unos labios, incluso buscando más allá de su murallas, la lengua fue centrándola para recoger todos los vestigios de su existencia, para bajar luego untando sus muslos temblorosos rogando porque estos labios volvieran a lo más intimo de su ser... Todas las fragancias de mi existencia entraron por mi nariz, y fui arrancando de besos cada gota que su cuerpo exudaba, hasta sentir como me elevaba sobre el deseo, para sentir el clímax de mi existencia, el poder de la pasión. Voltee sus caderas para disfrutar de sus nalgas marcadas por la alfombra mientras sentía como ellas se deshacían entre mis dedos, y ella las levantaba para que mi nariz se enterrara en ella... besé cada rincón de su extasiado culo, arrancando todo su intenso aroma, tan dulce como la miel, y tan fragante como la yerba después de un incendio en la piel. Su espalda no dejaba de confundirse con los aromas suaves de su vientre, hasta ahí sólo gemidos eran sus palabras, y jadeos los temblores de su piel. Mi boca estaba impregnada de ella, y sólo podía sentir amor entre sus piernas abiertas... y fue justamente por su espalda donde busqué entrar abriendo sus labios vaginales resbalando a su interior, tan suave como la brisa se traga la noche. Sólo podía percibir su placer por los gemidos que escapaban de su boca, y la delicia del goce, por los jadeos de su cuerpo que facilitaban una penetración celestial... y fui entrando en su alma, mientras mi sexo rasgaba suavemente en su interior, sin dolor, sólo placer de sentir mi cuerpo dentro de ella. Entonces pude ver como la copulación del macho a la hembra no era más que eso, deseo animal... Mi sexo parecía tocar las fibras más intimas, las zonas más sensibles, sin producir daño, sólo una sensación interminable de orgasmo infinito que no se detendría hasta que pude sacar todo lo que había acumulado en mi corazón... y todo en mi interior, fue derramándose dentro de ella mientras su espalda no dejaba de empujar para retenerme adentro, y luego nuestros gemidos se hicieron uno, los gritos de placer llenaron el silencio del universo y nos absorbimos, tragándose los cuerpos uno al otro hasta desaparecer entre las brazas de la chimenea...
Hoy despierto desnudo y pensando que eso jamás pudo haber ocurrido, pero su aroma esta en cada rincón de este cuarto vacío, donde sólo yo puedo saber lo que pasó...
Gustab, el principio del fin...

Comentarios

  1. Hola Rodrigo,estado y estare unos días con poco tiempo,por eso ando tan retrasada en comentar en otros blog,espero me disculpes.

    Es curioso,como un perfume nos puede traer a la mente momentos intentos vividos,me encanta algunos olores masculinos,que sin saber porque me atraen,bueno hablo en plural,pero en este momento es en singular ;-)

    Un besazo y espero tengas un precioso día,y gracias por tus comentarios tan bellos en mi blog

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  2. Rodrigo me pasa igual que a Arkantis por muchas circunstancias... me veo muy falta de tiempo...espero sepas perdonar..

    En cuanto al tema que estás tocando en esta historia... hace poquito tuve ocasión de explicar el origen de los perfumes... y todo lo que éstos motivan y despiertan en nosotros/as..

    La primera fotografia es de la pelicula de El Perfume de Süshner, me encantó la película .

    Ahora me encanta ver que a todos y sin dejar a nadie nos motiva de una manera u otra un perfume.. a mí me encantan los hombres con un varonil perfume y me vuelve loca...

    Besos querido amigo

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  3. Cómo será el aroma de tan lujuriosa pluma y tan delicado deseo reflejado en esta pantalla fría ?
    Somos seres animales despues de todo y aunque nos vistamos de corbata o de tacones nuestros instintos y nuestros sentidos son quienes nos guian siempre.
    Saludos desde la ciudad de trueno cerca de esta hermosa alameda inundada de silencios deshojados.

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  4. Te dejo un beso insomne en esta noche especialmente fría y sumergida en que la neblina oculta las estrellas y el cielo parece desaparecer entre la tierra y la luna.

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  5. Te dejo un beso insomne en esta noche especialmente fría y sumergida en que la neblina oculta las estrellas y el cielo parece desaparecer entre la tierra y la luna.

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  6. ... y entre truenos y árboles centenerios en las alamedas Talquinas, los amantes se juntan en la oscuridad bajo las sombras de los añosos ärboles... Una a una las caricias van cerrando la noche y los perfumes y gemidos, lo inundan todo... besos robados, dedos curiosos y deseos que lo inundan bañandolo todo..."

    Gustab

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  7. Por fin, acá te puedo llamar Rodrigo.

    Este post me recuerda mucho a otro lugar, a otros posts.
    Haces que uno se compenetre en la historia de tal forma que la mente vuela y se vea como un film...
    y ser parte de esa escena, vivirla con cuerpo y alma , no voy a decirte cuál protagonista elijo...jaja..
    es obvio..

    Iba a decirte que si no vengo seguido es por mi nuevo ritmo pero leí que somos varias..y me consuela eso.

    Me verás más seguido.
    En el mundo blogger que conozco hay pocos (si los hay) esta clase de posts...y me recuerdan a un campamento gitano que visité un día..
    y fue la puerta de un mundo hermoso que me dejaron conocer.
    Te dejo miles de besos.
    Patry

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  8. muy interesante y muy buenas imagenes..

    me gustaria que pasaras por mi blog

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Desde la oscuridad...

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