La ventana...

"Déjame entrar como cada noche por tu ventana, deja que sea la brisa que recorra refrescando tu cuerpo. Sentirás mi presencia cuando los vellos se ericen en tu piel.
Como cada noche abriré tu ventana, sin despertar tu sueño tranquilo. Me acercare a los pies de tu cama, tiraré de la colcha que cubra el tesoro que vine a buscar. Sentirás como tu cuerpo se refresca al bajar las telas deslizándose por tu piel, serena y tranquila, tus ojos cerrados me esperaran llegar."
Como un delirio, y detrás de las gruesas rejas de la prisión, deliraba Gustab, tras la atenta mirada de las enfermeras, mientras el cuerpo desnudo del escritor, dejaba que sus manos les poseyeran.
" Abriré tus piernas y dejare que mi sabor te recorra, que tu piel se abra entre telarañas de deseo, el jugo de la vida correrá por tu sexo cálido y abierto, beberé del manantial que florezca de èl..."
Así escribía en la pequeña servilleta, el la que la sangre de las heridas, servía de tintero para los poemas delirantes del escritor, y de pluma, una vieja aguja que había logrado esconder entre sus ropas roídas por el desengaño y la soledad.
Luego, las enfermeras dejaban caer en su lengua la blanca pastilla, que lo haría desaparecer por una noche más, de la vida poco cuerda que le ayudaba a sobrevivir. Una de ellas comentaba el sabor de su semen, y el glorioso aroma de su deseo.
Gustab, tras su último delirio.

Comentarios

  1. Hay pastillas que curan delirios, dolores. Sin embargo hay pasiones que hacen perder la razon, ojala Gustab se libere de esas obsesiones y demencias para que logre entrar por aquella ventana desnudo de cuerpo y alma.

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  2. Fantásticas ilustraciones, enhorabuena me gusto mucho su blog muy buen gusto.
    Fantásticos textos enganchan, saludos

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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Desde la oscuridad...

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