La caperucita roja de Esther... (completa)

Linda versión de Caperucita, sobre todo porque el lobo es lobo pero no tanto y la muchacha es inocente pero tampoco tanto y todo tan estético, tan luminoso, tan bonito, y el epílogo no puede ser mejor. A mí de niña Caperucita no es un cuento que me contaran, con lobos me contaron otros donde aparecían cabritillos que se escondían en la caja de un reloj, al lobo al final le rajaban la panza y se la llenaban de piedras, eso siempre me ponía muy triste. Pero bueno, me encantaría participar en tu propuesta lo que pasa es que me has pillado como el lobo, atareada, solo que a mí no me va a dar tiempo para vestirme y salir a escribir, me apunto la propuesta y quizá cuando pasen estas semanas escriba mi Caperucita, quizás la empiece así:

"...La muchacha se levantó y todavía era de noche pero el petirrojo ya había cantado así que para no perder tiempo solo se vistió por encima la capa con la caperuza roja. Sin hacer ruido cogió la regadera que había dejado llena de agua en el portal y salió, pronto amanecería así que tenía que darse prisa, la abuela podía despertarse en cualquier momento. Casi corriendo se dirigió al lugar donde tenía plantada las albahacas y allí ni corta ni perezosa soltó la regadera, se dio la vuelta se levantó la capa, se flexionó y entonces le enseñó el culo a la luna. Muerta de risa se incorporó y pensando que ya todo iría bien ese año, alegre, se puso entonces a regar las albahacas. Muy cerca, silencioso y sin salir de su asombro el lobo la observaba ...
Quiso el animal, por instinto, aprovechar aquellos instantes de descuido y alborozo para de un zarpazo zamparse a la muchacha, cosa que hubiera sido bien fácil pero en el mismo momento que se disponía a dar el salto comenzó a despuntar el día y viendo que el alba con toda la dulzura de sus rosas silenciosas y blancas comenzaba a transformarlo en caballero, antes de que eso ocurriera, mitad lobo, mitad hombre saltó la tapia aullando, alejándose del lugar antes de que aquella criatura jocosa de capa roja lo descubriese.
Pasaron algunos días y del lobo no se supo más en el cuento pero una mañana temprano, mientras la muchacha regaba las albahacas, un caballero, del que no se sabía nada, ni quién era, ni de dónde venía, se acercó a caballo a la cancela del patio y desde allí le preguntó:
¿Damita de las albahacas ¿cuántas hojitas tiene una mata?
La muchacha doblemente sorprendida, por la pregunta y por el desconocido, pero sin perder comba en responder, elevó la mirada hacia el jinete, seguidamente hacia el cielo y entonces le contestó:
Caballero de pluma y tintero ¿cuántas estrellitas tiene el cielo?
El caballero contrariado por la ocurrencia de la muchacha y sin saber qué contestar, aullando de rabia se alejó al galope.
Pasaron unos cuantos días y una luna llena y el caballero no pudo desquitarse como hubiera querido pues la muchacha no volvió de noche a aventurarse al jardín del patio así que no le quedó mas remedio que idear una treta para su revancha. Con mucho esmero y para no ser reconocido, se disfrazó de anciano comerciante y un lunes de mercado se presentó en aquel lugar donde vivía la muchacha pregonando con un carro cargado de túnicas y de velos ... ¡un beeeso por un veeelo!, ¡un beeeso por un veeelo! ...
Muchas fueron las muchachas que aquella mañana se acercaron al anciano comerciante y por un beso se llevaron su velo, también nuestra muchacha, aunque a ella no le fue nada fácil pues tuvo que convencer a su abuelita para que le dejase realizar aquel insólito trueque. Pero al final, después de mucha insistencia, se salió con la suya y por un beso se llevó un velo rojo de seda muy fino, y de lo más escandaloso.
A la mañana siguiente, como todas las mañanas, muy temprano, la muchacha se puso a regar sus albahacas, llevaba el velo que le había regalado el anciano puesto en forma de caperuza, y mientras regaba alegremente sus planticas, allí que se presentó otra vez el caballero con su caballo. Desde la cancela del patio volvía a preguntarle muy chusco:
Damita de las albahacas ¡dígame! ¿cuántas hojitas tiene una mata?
A lo que ella, segura de su respuesta, esta vez sin levantar siquiera la mirada de las matas que estaba regando le volvió a responder:
Caballero de pluma y tintero ¿cuántas estrellitas tiene el cielo?
El caballero, muy astuto, venía con la réplica preparada y soltando una carcajada así le respondió:
¿Y el beso por el velo? ¿te estuvo bueno?
La sorprendida Caperucita de las albahacas no supo qué responderle y por eso, airada, arrancándose el velo de la cabeza, se metió en la casa de su abuelita, más encarnada que nunca, pensando que algo tendría que maquinar para vengarse de ese impostor.
Pasaron bastantes lunas, nuevas, crecientes y llenas, y ni él ni ella lograban sus objetivos pero llegó el día en el que se confabularon las estrellas, quiso entonces el sino ser benevolente con la muchacha y una noche de luna llena el lobo enfermó, dicen los astros que fue de puro celo aunque a ciencia cierta nadie sabe, lo que sí parece que se sabe es que el amor, si es Amor es siempre alegría y catástrofe, y aquello no cabe la menor duda que lo fue, ciertamente una catástrofe porque a la mañana siguiente, con la suave y transformadora luz del alba, el caballero no pudo levantarse de su cama. Acudieron entonces a tratarlo todos los médicos de la región y muchos más de lejos, vinieron de todas partes pero no hubo manera de sanarlo, nadie sabía de su dolor. Tal fue el revuelo que se formó al rededor del desdichado, que su infortunio llegó a oídos de la muchacha pero ella, al parecer, todavía disgustada, cruel, solo pensaba en desquitarse de aquel engaño del beso por el velo así que pensó que había llegado el momento perfecto para hacerlo. Esta vez fue ella la que se disfrazó pero no de anciana sino de ser sin tiempo. Sí la muy ladina se disfrazó de muerte, muy pálida, con su capa y su caperuza al rojo vivo, con algunos huesos de lobo arrastrando de su cintura y además traía algo extraño entre sus manos, era un rábano. De esta guisa se presentó en la guarida del caballero y medio canturreando en un tono muy bajo le dijo:
Soy la muerte y si no quieres que te lleve conmigo tendrás que meterte este rábano que te traigo por el culo.
El joven caballero, aterrado por la visita y deseoso de seguir viviendo, cedió a la propuesta y sin resistencia se dejó meter aquel rábano rojo y picante por el trasero.
Unas semanas mas tarde, con las esperanzas de vida renovadas, lozano y completamente recuperado del susto, quiso volver a las andadas y, claro está, también al lugar donde vivía la muchacha que aquella noche de luna llena le mostrara el trasero, desde lo del velo, mofarse de ella era tarea fácil ...
¿Damita de las albahacas, ¿cuántas hojitas tiene una mata?
Caballero de pluma y tintero ¿cuántas estrellitas tiene el cielo?
¿Y el beso por el velo? ¿te estuvo bueno?
¿Y e rábano por el culo te estuvo duro?
A punto estuvo de caerse del caballo el caballero pero mantuvo como pudo el tipo y sin poder responder palabra se alejó de nuevo al galope, eso sí, iba pensando que como se encontraba metido en un cuento seguro que habría alguna manera de poder volver a vengarse de la muchacha aunque fuera de una manera fantástica, y así fue. Se dejó crear un castillo y un padre rey muy poderoso que convenció a la abuela de la muchacha de la conveniencia de casar a su nieta con su hijo, el príncipe; claro que eran otros tiempos y las cosas de los cuentos entonces se resolvían así con mucho romanticismo, bodas y pasteles, hoy en día el cuento tomaría otros derroteros. Pero bueno, a la muchacha tampoco le pareció mal el cuento del castillo y el casamiento, además, con la historia del rábano pudo verle el trasero al lobo y la verdad es que aquello no le asustó ni una miaja, es más, le pareció manso y redondito, así que cedió a la propuesta de matrimonio.
Llegó el día y los casaron, la ceremonia y la fiesta fueron de cuento de hadas pero de esos sin espejitos mágicos ni ningún otro tipo de ruecas o artefactos sexistas y maléficos. Invitaron a muchísima gente y todos comieron, bebieron y bailaron. Luego llegó la noche y los recién casados se retiraron a su alcoba nupcial a seguir celebrando con una luna de miel el casamiento. Primero se retiró la muchacha para prepararse, dicho sea de paso, que como no estaba demasiado convencida de cómo iba a seguir desarrollándose el cuento, precavida como era, para la noche romántica había encargado elaborar al mejor confitero del lugar una muñeca de caramelo exactamente igual que ella, con caperuza de fresa roja y todo. Una vez en la alcoba, Caperucita sacó su dulce réplica del armario y la colocó con mucho cuidado encima de la cama, ella misma se escondió debajo, en realidad quería darle una sorpresa.
El príncipe caballero llegó por fin a la estancia nupcial y quiso entonces vengarse de la muchacha, sin pensárselo desenvainó la espada asestándole un espadazo a la altura de la boca: ¡puuum! Un trozo de la boca de la muñeca le saltó a la suya y como esto es un cuento pasó una cosa increíble, el caballero, endulzado y arrepentido de su crimen, lloraba y lamentaba:
¿Pero qué crimen he cometido? ¿Si tan dulce estás de muerta cómo estarías en vida?
Mientras eso decía, la loba salió de debajo de la cama, saltó sobre él y deseosa se lo zampó.
¿Entero?
Sííí, enterito
Abuelita, abuelita pero entonces ¿cuántas hojitas tiene una mata?
¡Ay mi alma! si este cuento ya te lo he contado mil veces ... tantas como historias tenga el tintero pero ¡anda!, duerme tranquila y sueña, sueña mucho y bello mi lobita, que mañana será otro día y será otro cuento, otra historia ...
Dicen los lugareños que noches de luna llena han visto a una loba y a un lobo correr y aullar hasta fundirse en el horizonte ...

Esther


Este cuento se que terminara, te espero Esther en este mundo, en el sanatorio, espero con especial interés el desenlace.

Gustab


Comentarios

  1. Ojalá lo siga con el mismo estilo tuyo. Seguro será un encademado precioso.

    Un abrazo

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  2. Es un buen comienzo. Y es para ansiar la continuación.
    Saludos.

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  3. Muchas gracias Gustab, por tan hermoso recordatorio, lo digo porque la ilustración es muy linda.¿De dónde la sacaste? ¿Es tuya? @lunalogía:))) Sí, como te he comentado escribiré la continuación, en mente todavía la tengo, como sigue, cómo termina todavía no sé muy bien. Me encanta el moto de la ilustración: "Mereces lo que sueñas", que sea bonito, yo a veces sueño un poco extraño; hoy mismo buscando otro sueño que escribí hace algunos años he encontrado este que comparto, a mí me ha alegrado recuperarlo:
    27 de Julio 2016
    "Me quedé dormida ayer, ayer por la tarde, desperté esta mañana con la cabeza enredada en sueños, de teatro; una pieza barroca y muchas peleas privadas entre sus intérpretes, una reina con un vestido y tocado muy rococó con un bebé risueño y gordito como un Buda entre sus brazos, desnudo pero sobre su cabeza pelona un enorme tocado con estructura de árbol de ramas livianas y diminutas hojitas negras, flotante. Lo había tenido anteriormente sin toda esa parafernalia sobre la cabeza jugando en mis brazos, lo sujetaba por la cintura y él risueño todo el tiempo volcaba cabeza y torso hacia atrás y a carcajadas, literalmente se tronchaba para volverse a incorporar y aferrarse a mi cuello en un movimiento de carcajada a sonrisa, sin perdernos de vista. El escenario, el teatro, toda la sala , las escaleras y el vestíbulo repletas de gente bulliciosa y la reina saliendo de la sala en procesión con el niño Buda en brazos. A veces me pregunto si estos sueños son huellas imaginarias, grabadas en mi inconsciente, recordatorios de una carencia que yo misma en estado de vigilia me niego a sufrir. Bueno, un bebé imaginario muy real que ni en sueños me pertenece pero que juega conmigo, como una bolita suave de luz, hermoso, jocoso, riéndose de mi con picardía pero sin maldad, como si de lo más profundo de la vida quisiera decirme precisamente eso, que "esta vida" es un teatro, nada de tomar en serio, una comedia absurda -y el amor entre los brazos, "lo único real"-. Creo que lo único que me salva de la amargura, lo único que me da fuerzas para seguir viviendo, luchando cuando todo me parece ya no perdido, que no es eso, no es el fracaso, es cuando me parece como si se me acabaran las ilusiones, y yo sé que este estado no es real, que es una ilusión más, lo único que me salva es el amor como sentimiento universal que todos llevamos dentro. Abro los ojos, despierto, de una ilusión a otra, y en el tránsito es el amor lo único que persiste, lo que me mantiene viva." Un abrazo, de mi niña Buda.

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  4. Pueden ser querubines que te acompañan en tu tristeza, de pelón y arco, buscando almas perdidas, forzándolas a reencantarse con la vida. es muy buen sueño.
    Gustab.

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