Mármol. ( Cuentos para dormir).

“Esculpe, lima, cincela; que tu flotante ensueño quede fijado en el duro bloque.” ...

La primera vez que la vi, me enamoré de ella. No podía entender como alguien pudiese esculpir en piedra tanta exquisita belleza. La transparencia lograda por el cincel, se había fijado a su cuerpo en el duro bloque de mármol.
Me abracé a ella buscando sentir, lo que él había sentido al esculpirla, pude sentir como hasta la humedad de ella pasaba a través de la piedra, sentí su olor, el sonido de su corazón, la tibieza de su sexo entre las texturas de piedra que la vestían, hasta el sabor de su sexo en mi boca. Nunca había sentido más la necesidad de perder la vista para no confundirme.
Dibuje sus nalgas con mis manos sintiendo la suavidad de su piel, subí a su pedestal para abrazarla y besar sus labios, que desde arriba me llamaban. El sudor entre sus senos despertaba al roce de mi cuerpo, alucinando con  toda la sensualidad que había esculpida. Su vientre temblaba entre mis manos y parecía tomar vida en mi existencia.
Me estaba volviendo loco ? o era otra más de mis alucinaciones ?... sus pezones se sentían duros tras la fría gaza de mármol, pero se entibiaban al roce de mis dedos. La forma y perfección de sus senos, despertaban todas mis lujurias, mis fascinaciones, estaba en estado de transferencia, flotando en una burbuja de mármol, mientras mi sexo se retorcía dentro de la pretina de mi pantalón.
Extasiado en mi locura, quise traspasar la piedra para poseerla como nadie lo había hecho. Un grito se escucho como un eco en el frío museo, los gritos reverberaban entre las elegantes murallas, y dos guardias civiles trataban de separarnos.
Al llegar al sanatorio, miles de agujas y pastillas ahogaron mi garganta y mientras caía en un vacío, una enfermera trataba de consolarme con sus temblorosas manos. Sentí correr mi cuerpo entre sus manos y la oscuridad se apoderó de todo. Mientras, ella me miraba a lo lejos, desde su pedestal, deseando que volviera a buscarla y deshacerse entre mis dedos.

Gustab.

Comentarios

  1. Creo que le queda dedicarse al dibujo como actividad terapéutica y artística, con las enfermeras desnudándose para ser las modelos. Además de desnudarse, para entregarse al personaje, para consolarlo.
    El escultor supo plasmar el deseo por una bella modelo.
    Magistralmente contado.

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  2. Ese realismo del escultor nunca ha sido tan halagado como con tu personaje. Bien valía la locura, seguramente.

    Un abrazo

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Desde la oscuridad...

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