Silencios.


Aquel escritor que encendía su cuerpo a cada sílaba desnuda, emergió desde el fondo de su silencio, para recrear en su oído cada letra abandonada. -¿Cómo sería el sonido de sus caricias?- los dedos del tiempo entrelazaron sus latidos huérfanos fundiendo los suspiros entrecortados al unisono por cada gemido extendido en la penumbra , y el tiempo escurrió despacio entre sus piernas y el tiempo dejó de ser frío y tempestuoso y la escarcha se quedó en el vidrio de aquella ventana hasta que su amante poeta atravesara el espacio para sumergirse en ella de nuevo.
 
Sólo dejo que los dedos hablen, sembrando en su vientre cada sensación que quiero provocarle, al llegar a sus nalgas dejó que mis yemas vayan contándome como es, y dejo que mis labios me digan el sabor que sueltan sus noches.

Sigo sembrando en cada trozo de piel el deseo que de su cuerpo arranco, para finalizar entre sus muslos bebiendo todo lo que ellos me quieren ofrecer como ofrenda.

Me gusta tu olor, me gusta tu sabor y los ruidos que arrancan de tu sexo, cuando ya esta mojada, y sus gemidos dibujando olas en su vientre, son mis sentidos que trabajan para darle placer y sacar todo el deseo de su piel...

El silencio me perturba, guardo su pensamiento, y ella aparece aquí, desnuda, haciendo temblar mis pensamientos, perturbando ese silencio que nos separa. 

No se que decir... ella espera el primer paso, pero su cuerpo suplica entre las tinieblas y el humo que llena la habitación.

Gustab, la luna me lleva a viajar, las letras parecen no ser mías, le pertenecen a quién las inspira.

Comentarios

  1. Inspirador relato, emana una elegante sensualidad que revela bellas imágenes.

    Mil besitos, Gustab.

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Desde la oscuridad...

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