los Monstruos de Goya. ( Textos Malditos).

"No seas como tantos escritores, no seas como tantos miles de personas que se llaman a sí mismos escritores, no seas soso y aburrido y pretencioso, no te consumas en tu amor propio."
"A no ser que el sol dentro de ti, esté quemando tus tripas, no lo hagas. Cuando sea verdaderamente el momento, y si has sido elegido, sucederá por sí solo y seguirá sucediendo hasta que mueras o hasta que muera en ti."
Charles Bukowski 

El imbécil, me había dejado colgando en un séptimo piso, de los barrotes, como si fuera uno más de sus estúpidos poemas. Las enfermeras miraban desde abajo, mientras mi pene se balanceaba erecto, yo gritaba como un loco. Algunas estaban realmente sorprendidas y gritaban, se va a tirar se va a tirar. Lo que no veían , era que yo estaba detrás de él, y suplicaba mientras el sol picaba sobre mi cuerpo a más de 28° grados. 
Una de ellas lo reconoció desde abajo y corrió con otros dos enfermeros a descolgar al loco. Charles solía decir que las mujeres te dejaban hacer, mientras ellas planificaban su próximo paso. Solía no entender lo que decía, estaba más loco que yo. 
Jessica corría subiendo las escaleras para alcanzarme, y los enfermeros se esmeraban en llegar, pero iban más lento que ella. Cuando estaba acostado otra vez sobre la cama, sentí que el tiempo no corría, al parecer estaba muerto. 
Cuando desperté de ese trance, Jessica estaba junto a mi, y reía socarronamente.
- Charles esta en la celda de castigo. Puedes descansar.- Su boca desapareció de mi vista, y empece a sentir una delicada sensación, temblaba como un niño. Sus senos habían descendido por mi vientre , mientras mi sexo despertaba del pavor. El tiempo, no seguía caminando, y el calor me quemaba el cerebro, como si fuera un bicho bajo el ardiente sol que escapaba de una lupa.  Me dejé llevar por su boca, sus besos ... por la lengua inquieta de Jessica.
- Bendito lío armaste Gustab. Las enfermeras terminaron encerradas en la ducha, para sacar el esperma que repartiste sobre ellas colgado de esa ventana... delicada manera de presentarte con las novatas.
Todo parecía un sueño, pero era tan real... Maldito poeta ese, se cree un referente, nunca lo habría leído, si Jessica no me hubiese traído ese libro, imbécil engreído. 
Todo se nubló, y dejé de ver la realidad que se asomaba por la ventana, tan caliente como el sol, y los labios de Jessica, que me devoraba, como los monstruos de Goya.

Gustab, leyendo  Bukowski.
 
 



Comentarios

  1. Es una alucinadaa divertida. Imaginé al loco de Gustab así, colgando por culpa de otro orate, y fue divertido imaginar la luvia de un esperma hacia las enfermeras que miraban desde abajo. Me he reído con este texto, u ocurrencia.

    Un abrazo, Gustab, y sigue escribiendo, que los poetas ya saben que las musas llegan sin llamarlas.

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