La fuente. (cuentos para pensar)

"Una estatua de bronce de 61 centímetros situada en el centro histórico de Brucelas, Bélgica. Representa a un niño pequeño desnudo orinando dentro del cuenco de la fuente. Simboliza el espíritu independiente de sus habitantes.
Tras esta estatua, existen varias leyendas, pero la más conocida cuenta que un rico comerciante que visitaba la ciudad con su familia perdió a su hijo pequeño y se organizaron grupos de búsqueda. El niño fue encontrado riendo y orinando en un pequeño jardín, por lo que el padre decidió ayudar a la construcción de una fuente. Una fuente que tiene a su hijo orinando en la parte superior."

Al cruzar el parque, entremedio de la foresta, y bajo el alero de las farolas al caer la noche, me encontré con un querubín que orinaba en medio de la fuente. Sus alas parecían haber caído estrepitosamente partiéndose en mil pedazos.
La sorpresiva visión, me hizo mirarle fijamente a los ojos. Su sonrisa era amplia y alegre, pero su mirada era curiosa. Sus ojos se perdían al frente sin notar mi presencia. El chorro parecía tomar distancia al ampliarse su sonrisa. Su sonrisa era pegajosa, hasta sonreías con él mientras más lo mirabas, ¿ pero que le hacía sonreír?.
Seguí su mirada y al frente, en una banca, dos amantes daban rienda suelta a su pasión. Él perdía sus

manos bajos las faldas de ella, ella gemía y murmuraba. Sus labios permanecían atrapados entre sus dientes, y ligera de cascos, sujetaba con su mano el sexo de él, como atrapando su deseo, de echo, atrapado. No pasó mucho tiempo, y sus piernas se cerraron tras el último gemido. Él era diestro y ella muy receptiva. Uno de sus senos se arranco de su escote; maduro, erecto y muy agitado. Ella temblaba mientras sus manos trataban de contener su arrebato, sin embargo, facilitó una segunda arremetida; él hambriento cristiano, lo llevó a sus labios, mientras ella sujetaba sus ganas. Luego un chispazo blanco y etéreo salto al aire, él caía de la banca, mientras ella trataba de alcanzarlo.
El chorro se fue alejando de la figura de la fuente, como una ilusión. Sin embargo, el niño querubín permanecía impávido ya sin sus alas y la inocencia perdida tras la sonrisa que dibujaban sus labios, y la mía por cierto. Me refiero a mi sonrisa y a esa figura angelical, que parecía llenar la fuente del parque.

Quizá esa era la razón de su mirada perdida, o de su amplia sonrisa, ¿pero sería la razón de la caída estrepitosa de sus alas?. A veces se presenta como un querubín, otras veces, sólo es un chico desnudo orinando en una fuente.

Gustab, paseando en un parque de bruselas.

Comentarios

  1. Que linda la estatua y la historia que nos has dejado. Y nada que esos dos amantes sigan disfrutando ajaj, Un abrazo, feliz noche.

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  2. Es una escultura muy ingeniosa. No es de extrañar que en su alrededor puedan darse escenas de amor.

    Un abrazo

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Desde la oscuridad...

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