La pasión. (consulta con mi psiquiatra).

“La pasión nos susurra al oído: si poseyeras realmente al ser amado, tu corazón estrangulado por la soledad formaría un solo corazón con él o ella. La pasión insinúa el asesinato, el suicidio, la muerte”
      Bataille.
Sofía, mi siquiatra, trataba de explicarme porque estaba encerrado aquí.
-Pensemos en la unión de los amantes en busca de la “pequeña muerte”...- Sofía me parecía tan distante y lejana, que mis ojos se cerraban al verla cruzar las piernas al trasluz de la ventana, mientras sus muslos se abrían y cerraban para cruzar las piernas una y otra vez.
Yo divagaba en silencio tratando de entender, en el fondo, trataba de fundir dos individualidades en un todo irracional e indivisible. La veía despojándose de sus ropas y entregarse desnuda a mi. Dos cuerpos desnudos en una marea sexual, donde yo me perdía entre sus senos, y bebía de ellos con locura, con sed.
-se pierde y se abandona en el fondo del océano carnal....- Seguía lejos de mi, tan distante como presente, agitando sus piernas y escondiendo los dedos entre ellas.
Divago con la mirada puesta en sus ojos, y a veces perdida en su escote. La pasión amorosa, el impulso hacia la unión imposible con la persona deseada, esa desesperación por el otro, que roza con sus labios la locura y la muerte. por eso estoy aquí.... Sus labios húmedos y constantemente mordidos por sus dientes, aferrados a un control que parecía tan distante y lejano. Pienso en el encuentro con el otro, la ilusión continua, siempre precedida por la mayor de las angustias; pasión y sufrimiento, se confunden... Pues la fusión completa nunca se produce y la posible pérdida del objeto deseado, nos parece una amenaza de muerte. Mi sexo se endurece apretando aún más las ideas.
¿Cómo les explico?... Esa ansiedad, ese anhelo de fusión, se fundamenta en aquella primera unión de vivenciarnos y de la cual conservamos su fragancia, el gusto entre los labios. Libando en deseo apretamos, ajustando nuestros cuerpos, estrujándonos con máxima dicha, saltando a la libertad.
Era tanto lo que mis ojos saltaban palpitando mientras hablaba Sofía, que no pudo evitar mi mirada, y al tomar contacto, queriendo tomar el aire de la habitación, la argolla del sostén que mantenía sus senos contenidos en forma y figura, saltó vencida por la excitación. El deseo, parecía apoderarse del ángel que mostraba y salió el demonio contenido adentro. Sus senos llenaron el espacio y un
gemido se escapo de entre sus labios, mientras mis manos trataban de apoderarse de ellos. Luego vino el silencio, el salto al abismo, y los jadeos de dos cuerpos en ebullición.
Al cerrar la sesión, y después de volver a la razón y terminando de vestirse, citó a alguien para concluir...
- "Todo objeto del erotismo posee un fondo común: la belleza. El deseo persigue la belleza, corretea como un niño emocionado tras un juguete bonito, y el juguete lo sabe. El objeto muestra al deseo su belleza y la belleza destaca su valor."
Le contesté con otra: " Es el deseo de vivir dejando de vivir o de morir sin dejar de vivir, el deseo de un estado extremo ". Eso es, y nos funde la cabeza.
                 Dicen que soy, El Ermitaño del Viento....

Gustab; sigo sin entender porqué estoy aquí, porqué sigo encerrado entre estas cuatro murallas blancas.

Comentarios

  1. Los locos suelen tener razón. Dejarse llevar por la pasión, por qué no. Es una psquiatra que entenderá, estoy segura.

    Un abrazo

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Desde la oscuridad...

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