El último verso del infierno. (Fin de la divina comedia).

"Dante asciende a una región que está más allá de la existencia física, el Epíreo, que es la morada de Dios. Beatriz, que representa la teología,​ se hace en este lugar más bella que nunca, y Dante se ve envuelto por la luz, de modo que es capaz de ver a Dios..."

A través de la pequeña ventana, un rayo de luz,calentaba mi cuerpo desnudo. Con los ojos cerrados me dejaba acariciar por él.
Fija la mirada entre los barrotes, buscaba liberarme de aquella habitación en la que vivía recluido. La inercia que provocaban las pastillas, me hacían caer en un abismo que parecía tan infinito como mi vida.
Recluido y acompañado sólo por un libro que parecía no tener final, que hablaba de infiernos y paraísos, se escondía el tiempo en el reloj...

"Como súbito relámpago que dispersa
los espíritus visivos, tal que priva
al ojo de ver más fuertes objetos,
así me circundó una luz viva,
y dejóme cegado con tal velo
su fulgor, que nada aparecía."

Uno tras otro los poemas se caían sobre las hojas distrayendo mi atención, obscenamente. Perdido en la depresión y la soledad, esperaba que algún alma me liberara. ¿Cómo hacer para que esos poemas se convirtieran en alas que me ayudaran a salir?, ¿Cómo hacer que mis letras fueran fuente de inspiración para otros no tan ciegos como yo?.
Hoy, atrapado por la soledad, sólo espero al ángel que me lleve entre sus brazos y abra sus alas para liberarme de este abismo. Volar y atravesar las nubes que me van a alejar de este mundo tan intransigente y tan poco lleno de vida.
El cuerpo de alguna enfermera desnuda había entrado por mi y yo sólo repetía lo que había leído en ese libro...

"Siempre el amor que aquieta este cielo
con este saludo al que llega acoge
a fin de disponer a su llama la candela."


Cogí el libro para lanzarlo por la ventana, nueve círculos se abrieron en la caída, siete gradas y terrazas llenas de iracundos, volaron con el viento. Dante Alighieri colgaba de una de las esquinas tratando de salvarse sin conseguir salir del infierno. Las tres bestias volvían a atacar en la caída, nueve esferas y el empíreo, se desarmaban en el abismo. La ira se apoderaba de mis vacíos, y caí...caí... y caí, sin encontrar una razón de donde agarrarme.
-¿Porqué tanta indiferencia amigo Gustab? ¿ porqué tanto desconsuelo?
- Sueño con cerrar mis ojos para que no se vuelvan a abrir jamás, y no producir dolor a quienes algún día me amaron.

Gustab; "Y por allí salimos / a contemplar de nuevo las estrellas; regresé […] limpio, puro / y dispuesto a subir a las estrellas; la fuerza del amor / que mueve el sol y las demás estrellas": tenemos aquí, el último verso del Infierno, del Purgatorio y del Paraíso.

Comentarios

  1. Un final perefecto, en aras de una noche oscura, a la espera de ese gozo que se intuye. Me encantó la lluvia de hojas.

    Un abrazo

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Desde la oscuridad...

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